Estaba de Dios que la desgraciada reina de Escocia habia de ser
humillada siempre. Primero lo fue por su tia Isabel de Inglaterra. Ahora
la reina Margarita la ponia sin miramientos de patitas en la calle.
Donde encontro a su venerable amiga dentro ya del coche. Al ver el
comienzo de la escena pasada se habia escabullido prudentemente. Antes
que partiesen, el marques de Davalos se junto a ellas. No sabemos lo que
los salones de Requena ganaron en su aspecto moral con la marcha de
Maria Estuardo; pero si podemos afirmar que perdieron mucho en el
estetico. Porque, a la verdad, estaba lindisima.
El baile tocaba a su fin. Comenzaron los preparativos para el gran
cotillon. La muchedumbre se habia aclarado un poco. Algunos se fueron
antes de terminar el baile, viejos en su mayoria a quienes hacia dano el
trasnochar. Entre las damiselas hubo la agitacion y el movimiento que
precede siempre al cotillon. En esta ultima etapa el baile adquiere un
aspecto de recreo familiar muy grato. El arte y la imaginacion
intervienen para arrancarle sensualidad y hacerle un pasatiempo
inocente, al estilo de las hermosas fiestas que en el siglo XIV se
celebraban en los palacios de Inglaterra y Francia. Para las ninas
casaderas suele ser tambien el momento en que termina el primer acto de
la comedia amorosa que han empezado a representar.
Pepe Castro habia recibido el consejo de su ex querida Clementina
referente a la conveniencia de festejar a la nina de Calderon, con risa
como ya hemos visto. Sin embargo, no le cayo en saco roto. Mientras
bailaba y bromeaba con otras jovenes, no dejo de acordarse mas de una
vez. Al llegar el cotillon se acerco a Esperancita preguntandole si
queria ser su pareja, a sabiendas de que esto no podia ser, pues todos
los pollastres se apresuran a pedir tal merced a las damas asi que
entran en el baile. Pero le convenia para el plan que comenzaba a
desenvolverse en su cerebro, fecundo en abstracciones. La nina lo tenia,
en efecto, comprometido con el conde de Agreda; mas al oir la demanda de
Castro, sintio tales deseos de acceder a ella, que con sorprendente
audacia respondio que si.
La duquesa designo como dama directora a la condesa de Cotorraso, a la
cual se unio Cobo Ramirez. Este se imponia en todos los bailes como
habilisimo director de cotillones. Tan era asi, que muchos dias antes
del baile ya habia celebrado largas conferencias con Clementina acerca
de este punto esencialisimo.
Formose el corro de
|