sabemos que el padre Ortega era un sacerdote a la
altura de la civilizacion contemporanea. Al hablar de la familia estuvo
profundo y elocuente. Para el padre Ortega lo que constituia la familia
era el respeto y el amor a la tradicion, el respeto y el amor a los
antepasados. "La familia es una tradicion; tradicion de glorias, de
nombres, de honores, de virtudes y de recuerdos; y todo eso significa
una misma cosa; amor, estimacion y respeto a los mayores, es decir, a lo
mas generoso y conservador que hay en la familia". Con este motivo el
conferenciante trono contra la revolucion, contra ese viento que sopla
del infierno para destruir todo lo antiguo y glorificar lo nuevo, contra
ese desprecio barbaro de las costumbres, de las leyes, de las
instituciones, de las glorias de nuestros antepasados. "La revolucion
lleva escrito en su bandera: _desprecio a los mayores_. ?Como no, si las
creencias antiguas, las costumbres antiguas, las instituciones antiguas,
las aristocracias antiguas, a pesar de lo que en ellas, como en todo lo
humano, puede echarse de menos, representan el trabajo de nuestros
antepasados, la inteligencia, la gloria, el alma, la vida y el corazon
de nuestros padres? Y siendo asi, ?como la ciencia revolucionaria que
lanza sobre todas las cosas antiguas sus estupidos desdenes, no habia de
lanzar tambien sobre los antepasados sus groseros desprecios?" Un
principio de disolucion de la familia es el ataque que se dirige por las
escuelas revolucionarias a la propiedad. Esta agresion no solo es un
atentado directo contra la sociedad, sino que es un atentado todavia mas
directo contra la familia. "La propiedad, la herencia y el patrimonio,
?que son sino el culto de los antepasados y el amor a los hijos? La
propiedad es el presente, el pasado y el porvenir de la familia; es el
lugar donde crece y se dilata en el tiempo; es el suelo que aseguraron
los abuelos que se van, puesto hoy bajo las plantas de la posteridad que
se eleva bendiciendolos".
Cerca de una hora estuvo el sabio escolapio asentando sobre solidas
bases la existencia de la familia cristiana. Estas bases no eran otras
que la religion, la propiedad y la tradicion. Hablaba con autoridad, en
un tono sencillo y persuasivo, con palabra atildada y correcta. El
auditorio le escuchaba atento, sumiso, convencido de que era el Espiritu
Santo quien por boca del venerable sacerdote les ordenaba tener mucho
cuidado con la tradicion, con la religion, y sobre todo con la
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