, hacia el cual
avanzaron precipitadamente.
--Papa, escucha una palabra--le dijo Clementina.
Salabert se destaco del grupo y fue a reunirse con los otros en el
opuesto rincon.
--iEsa mujer esta ahi!...--dijo aquella con voz alterada, los ojos
relampagueantes de ira.
--iEs un escandalo!--manifesto Osorio.
--Algunas personas ya se han ido, y en cuanto se enteren, se iran
todas--apunto con mas sosiego Calderon.
--?Que mujer esta ahi?--pregunto el duque abriendo mucho sus ojos
saltones.
--iEsa mujer!... esa Amparo la malaguena--replico su hija buscando el
tono mas despreciativo.
--iComo!--exclamo el duque con profundo estupor--. ?Se ha atrevido esa
z---- a presentarse en el baile? ?Quien la ha dejado pasar? Manana mismo
despido al portero.
--No; a quien hay que despedir ahora mismo es a ella ... ien
seguidita!--dijo Clementina atropellandose por la colera.
--iSi, si ... ahora mismo! ?Como es eso? iAtreverse esa desvergonzada a
poner los pies en esta casa y en un dia semejante! ?Ya no hay pudor? ?Ya
no hay vergueenza? ?En que pais estamos? ?Pero como ha podido pasar? iUna
fiesta que habia comenzado tan bien!
--Traia invitacion, al parecer.
--Pues la ha robado o estara falsificada.
--Bien, bien; concluyamos pronto--dijo Clementina con voz irritada--.
Esta en los salones. Es necesario que vayas a alla y la notifiques que
haga el favor de salir, del modo que mejor te parezca.... iPero pronto!
antes que lo perciba la gente ... y sobre todo, mama....
--No, chica; yo no voy.... Me conozco bien y se que no podria contener
mi indignacion. No nos conviene llamar la atencion en este momento....
Ve tu, ve tu ... y que se largue pronto....
Clementina, sin pronunciar otra palabra, se alejo con paso rapido, el
rostro palido y contraido, los labios tremulos. Lanzose en el torbellino
de los salones y busco ansiosamente a la intrusa. No tardo muchos
minutos en hallarla ioh vergueenza! del brazo del marques de Davalos.
Estaba esplendidamente hermosa la ex florista con su traje de Maria
Estuardo. Llevaba un sobretodo acuchillado de mangas abiertas, color
carmesi recamado de oro; un elegante prendido de encaje y menudas
florecillas de esmalte y perlas. Su incomparable belleza irrito aun mas
la ira de Clementina.
La hermosa odalisca de Salabert, aunque de inteligencia limitadisima,
habia tenido tiempo a reflexionar que su presencia en el baile podria
acarrear un conflicto. Pero su antojo era tan vivo y des
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