sus millones, si el
becerro de oro comenzase a vomitar monedas?
En la sala de juego, adonde se fue despues de haber despedido a los
soberanos, le tenian materialmente bloqueado una porcion de
especuladores de segunda y tercera fila.
--?Como van las acciones de Riosa, duque?--se atrevio a preguntarle uno.
--No me hable usted de eso--gruno el procer poniendo los ojos torvos.
El plan de Llera se estaba desenvolviendo puntualmente: esto es, el
duque, despues de haber tomado un numero crecido de acciones, se ocupaba
en producir el panico entre los accionistas. Hacia ya algunos meses que
por medio de agentes secretos compraba acciones para venderlas al
instante con perdida. Gracias a estas operaciones, el papel habia bajado
considerablemente. Ahora preparaba el golpe definitivo, comprando mayor
cantidad para lanzarlo repentinamente al mercado, aprovechar la baja que
esto produciria y adquirir la mitad mas una de las acciones.
--No todos los negocios han de salir bien--replico el otro sonriendo con
mal disimulada satisfaccion--. Usted ha sido siempre afortunado....
--No es a la fortuna a quien debe sus exitos el duque. A su genio, a su
habilidad inconcebible es a quien los debe--manifesto un tercero
arreandole una tufarada de incienso.
--Sin duda, sin duda--se apresuro a decir el otro tratando a su vez de
apoderarse del incensario--. El duque es el primer genio financiero que
ha salido en nuestro pais. Yo no comprendo como no se le entrega la
Hacienda espanola. Si el no la arregla, no hay que esperar salvacion
para nosotros....
--Pues si acierto a salvarla como he acertado en el negocio de Riosa,
aviados quedan los espanoles--profirio estoposamente el duque con acento
de mal humor.
--?Pero ha salido tan malo el negocio?
--iF....! para el Gobierno, no; pero para mi, que he tomado a la par
las acciones, me parece que no ha sido bueno.
El duque echaba la culpa de haberse metido en el al animal de su
administrador, a Llera, que se lo habia metido por la cabeza contra
todos sus presentimientos.
--Los hombres como usted no deben fiarse de nadie mas que de su
instinto--le decian--. Cuando se tiene el genio de los negocios....
Y la palabra _genio_ venia a cada instante a los labios de los fieles
idolatras del becerro.
Subito aparecio en la puerta de la sala Clementina seguida de Osorio, de
Mariana y de Calderon. Los cuatro traian el semblante inquieto y
asustado. Sus ojos se clavaron a la vez en Salabert
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