rgura.
Ella lo advirtio y quiso dejarle satisfecho.
--Lo mismo que yo ... si te hubiese conocido a los diez y seis anos. Te
digo que te quiere, y mucho. Nosotras las mujeres cogemos al vuelo estas
cosas. Casate, no seas tonto.... Calderon es muy rico....
Cuando Pepe quiso contestar, la dama ya se habia alejado con pie rapido.
Quedo unos instantes inmovil y pensativo. Luego, a paso lento,
balanceandose, comenzo a dar la vuelta a los salones, deteniendose ante
las mujeres hermosas, examinandolas con mirada impertinente, como un
baja en el mercado de esclavas.
Lola Madariaga se habia apoderado de Raimundo. Le tenia a su lado alla
en un angulo de la gran sala de conversacion, y desplegaba uno tras
otro, con arte infinito, todos los recursos de su coqueteria para
conquistarle. Esta era la mania de la graciosa morena. No podia
cualquiera de sus amigas tener un galan sin que al momento no se le
antojase arrancarselo. Importaba poco que fuese guapo o feo, airoso o
encogido. Para ella, lo interesante era satisfacer la violenta necesidad
que siempre habia sentido de ser idolatrada, de triunfar de todas las
demas. Tenia unos ojos de mirar suave, inocente, que enganaban. Nadie
creyera que detras de aquella mirada se ocultaba una voluntad tan firme
y tan astuta. Alcazar la encontraba linda y su conversacion placentera;
pero influia mucho en esta simpatia la consideracion de ser amiga
intima de Clementina y la de versar la platica casi siempre acerca de
esta. No pudiendo bailar con su adorada ni hablar a solas, tanto por
prudencia como por las muchas obligaciones que aquella noche pesaban
sobre ella, se consolaba oyendo a Lola relatar pormenores referentes a
su amiga. Todo le interesaba al mancebo; el vestido que habia llevado al
baile de la embajada francesa; los menudos accidentes que le habian
ocurrido en la caceria de Cotorraso; las escenas que habia tenido con su
marido, etc. La linda morena seguia el plan de atraer primero su
atencion, captarse su simpatia a fin de ponerle blando.
Clementina llego a la sala cuando mas enfrascados estaban en la charla.
Quedose un instante a la puerta mirandoles sorprendida e irritada. Hacia
tiempo que Lola cayera de su gracia. Aunque Pepe Castro ya no le
interesaba, cuando su amiguita trato de birlarselo, se produjo cierto
enfriamiento en sus relaciones. Luego observo que Lola miraba a Raimundo
con buenos ojos y bromeaba con el en cuanto se le presentaba ocasion.
Esto desperto en su pe
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