baile por todos los rincones de
Espana.
Como su madrastra ni entendia mucho en estos asuntos, ni estaba en
disposicion, a causa de su quebrantada salud, de tomar parte activa en
los preparativos, el alma de ellos fue Clementina. Pasaba el dia en
casa de su padre, robando solo algunos ratos que dedicaba a Raimundo.
Osorio tuvo la mala ocurrencia de traer a las dos ninas que tenia en el
colegio de Chamartin, una de diez y otra de once anos, a pasar unos dias
con ellos. Las pobrecitas tuvieron que marcharse antes de lo que les
habia prometido su padre, porque Clementina estaba tan ocupada que
apenas podia fijar en ellas la atencion. Esto indigno tanto a Osorio,
que un dia, sin que se despidiesen de su madre, las metio en el coche y
las llevo el mismo al colegio. Por cierto que a la noche, cuando
Clementina regreso, hubo con este motivo una escena violenta entre los
esposos. Raimundo tambien padecia con las ocupaciones de su amante. Pero
no dejaba de gozar puerilmente con la perspectiva del baile, al cual
pensaba asistir vestido de paje de los Reyes Catolicos. Fue una idea que
le suministro Clementina. El modelo lo sacaron de un celebre cuadro que
habia en el Senado. Ella estaba enamorada del retrato de D. Margarita
de Austria, esposa de Felipe III, hecho por Pantoja. Se mando hacer un
traje igual de terciopelo negro muy ajustado al talle, con saya interior
color de rosa recamada de plata. Este traje era muy a proposito para
realzar la gallardia de su figura y la belleza majestuosa de su rostro.
El duque trabajaba tambien en la parte menos delicada de los
preparativos, en la ereccion del estrado para la orquesta, que hizo
colocar adosado a la pared medianera de los dos grandes salones de baile
contiguos, rodeandolo de plantas y arbustos, en el arreglo del
guardarropa, en la colocacion de alfombras, en la traslacion de muebles,
etc. Salabert era un terrible sobrestante para sus operarios, un
verdadero mayoral de _ingenio_. No los dejaba reposar: les exigia un
cuidado incesante: jamas se le daba gusto en nada. Se trataba un dia de
trasladar cierto armario de ebano tallado, desde el salon que iba a ser
de conversacion, a la sala destinada a jugar. Los obreros, dirigidos por
el maestro carpintero, lo llevaban suspendido, mientras el duque los
seguia recomendandoles atencion con una sarta de interjecciones que
dejaba escapar oscuramente entre el cigarro y sus labios sinuosos,
nauseabundos.
--iF...., despacio!... iDespacio
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