lguno que le conociera y por el cual le podia
enviar un recado de atencion. Lo desecho como peligroso. Hasta se le
paso por la cabeza hacerle sena para que bajase y darle una explicacion
de palabra; pero tampoco oso hacerlo. Era demasiado humillante.
La casualidad vino en su ayuda resolviendo el asunto a su placer, cuando
menos lo pensaba. Una noche se encontraron en el teatro de la Comedia.
Raimundo, que transcurrido el ano de luto solia ir de vez en cuando,
estaba con su hermana en las butacas. Ella ocupaba un palco bajo frente
a ellos. Se saludaron carinosamente, y durante largo rato hubo entre el
joven y la hermosa dama un tiroteo de miradas y sonrisas que llamo
extremadamente la atencion de Aurelia.
--?Pero, que es esto? ?Has vuelto a hablar con esa senora?
--No.
--Entonces, ?que significa tanta sonrisa? Pareceis amigos intimos.
--No se--replico el joven algo confuso--. Se manifiesta muy afectuosa
conmigo. Quiza suponga que me ha ofendido cuando fue a casa y quiera
desagraviarme.
En el primer entreacto Aurelia recibio un hermoso ramo de camelias que
le trajo una florista.
--De parte de aquella senora que esta en el palco numero once.
La nina alzo los ojos y vio a Clementina que la miraba risuena. Los dos
hermanos dieron las gracias con fuertes cabezadas. Aurelia se puso muy
colorada.
--?No te parece--le dijo su hermano--que debo subir a dar las gracias a
esa senora?
Era natural. Raimundo, cuando bajo el telon por segunda vez, la dejo por
unos instantes sola y subio al palco de la dama. Una sonrisa feliz
ilumino el semblante de esta al ver al joven en la puerta. Le recibio
como a un antiguo amigo; le mando sentarse a su lado; entablo con el
platica reservada, dejando en completo abandono a su obligada companera
Pascuala. Por fortuna para esta no tardo en llegar Bonifacio, que no
tomaba jamas butaca cuando sabia que la familia de Osorio tenia palco en
algun teatro.
--Veo con satisfaccion que no me guarda usted rencor--le dijo en voz
baja dirigiendole una larga mirada insinuante--. Hace usted bien. Eso
prueba que tiene usted corazon y talento. Le confieso con toda
ingenuidad que me equivoque de medio a medio en la apreciacion de su
conducta y su persona. Es tan cierto esto que cuando sali de su casa de
buena gana me hubiera vuelto a pedirle a usted perdon.... Si no de
palabra, con los ojos y el gesto debio usted comprender que se lo he
pedido despues muchas veces....
Todavia le dio otros tr
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