rovecharla.
--No; tu estas fuerte y robusto. Aun puedes dar mucha guerra en el
mundo.... Pero yo, querido, ya tengo un pie en el estribo.
--Los dos lo tenemos, los dos. En pasando de los sesenta no hay dia
seguro....
--Si esos pensamientos te sirviesen para acordarte mas de Dios y
trabajar en su santo servicio, me alegraria de que los tuvieses.
--?Te parece que no trabajo bastante por el, y me lleva todos los anos
mas de cinco mil duros en misas y novenas?
--iVamos, Antonio, no hables asi!
--Hija mia; bueno es pensar en lo de alla, pero es tambien prudente
pensar en lo de aca.... Mira, precisamente estos dias estaba yo
imaginando que si se muriese uno de nosotros, al que sobreviviese le
quedarian bastantes enredos....
--?Por que?
--Porque el marido y la mujer no son herederos forzosos el uno del otro,
y, como es natural, si nos muriesemos sin testamento, nuestros parientes
vendrian a molestar al que quedase.
--Eso tiene facil remedio. Con hacerlo se arregla.
--Precisamente es lo que yo pensaba--dijo el duque resollando mucho para
mostrar indiferencia y aplomo, que no sentia--. Habia imaginado que en
vez de testar cada uno por su parte, hiciesemos un testamento mutuo.
--?Que es eso?
--Un testamento en el cual nos instituimos mutuamente por herederos.
D. Carmen bajo la vista al libro que traia en la mano y guardo silencio
un rato. El duque, inquieto, la observaba con atencion por debajo de sus
parpados medio caidos, mordiendo con impaciencia el cigarro.
--No puede ser--dijo al cabo gravemente la senora.
--?Que no puede ser? ?Y por que?--replico con viveza incorporandose un
poco en la butaca.
--Porque yo pienso en dejar por heredera de lo que tenga, poco o mucho,
a tu hija. Asi se lo he prometido ya.
No creia Salabert tropezar con aquel obstaculo. Juzgaba cosa hecha lo
del testamento mutuo. Quedo tan sorprendido como turbado. Pero
recobrandose instantaneamente, adopto un continente grave y digno para
decir:
--Esta bien, Carmen. Yo no trato de imponer mi voluntad a la tuya. Eres
duena de dejar tus bienes a quien te parezca, por mas que estos bienes
hayan sido ganados por mi a costa de muchos trabajos. En los anos que
llevamos unidos, las cuestiones de intereses jamas han producido ninguna
reyerta entre nosotros. Deseo que continuemos siempre lo mismo. El
dinero, comparado con los afectos del corazon, no tiene ningun valor. Lo
unico que siento es que otra persona, por mas que sea una
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