FREE BOOKS

Author's List




PREV.   NEXT  
|<   160   161   162   163   164   165   166   167   168   169   170   171   172   173   174   175   176   177   178   179   180   181   182   183   184  
185   186   187   188   189   190   191   192   193   194   195   196   197   198   199   200   201   202   203   204   205   206   207   208   209   >>   >|  
placa el caracter desvergonzado del primogenito de Casa-Ramirez, hizo lo posible por desprenderse de el enganandole. El terror de los maridos estaba de muy mal humor. La indiferencia real o fingida que Clementina le habia mostrado toda la noche le roia el corazon. Siempre habian sido prudentisimos en sociedad, sobre todo en casa del marido; pero nunca le falto ocasion, hasta entonces, a la dama, con una mirada intensa, con alguna palabrilla fugaz, de expresarle su amor. Y como esto llovia sobre mojado, porque hacia ya bastantes dias que la encontraba despegada, distraida, la picadura era mas viva. Castro no estaba enamorado de la esposa de Osorio. Era incapaz de enamorarse. Pero tenia una idea extraordinaria de sus dotes de conquistador y, como consecuencia, un amor propio exagerado. Ademas, ya sabemos que Clementina era para el, no solo la tortola enamorada, sino el cuervo que le traia en su pico el sustento. Envuelto en su gaban de pieles y arrellanado en el rincon del coche, no despego los labios en todo el camino. Era la una. La noche fria y despejada, una noche de Madrid, en que el ambiente produce cosquillas en los ojos y la nariz. Ramoncito, entregado tambien a sus melancolias, limpiaba con el panuelo el cristal de la ventanilla para sumergir la mirada en las calles solitarias y en el cielo poblado de estrellas. Cuando llegaron a Fornos vieron el coche de la Amparo, en espera. --Llegamos un poco tarde. Nos va a sacar los ojos esa tia--dijo Castro apresurandose a entrar. Un mozo les dijo que arriba, en el gabinete de la izquierda, les esperaban tres senoras y dos caballeros. Antes de subir dio las disposiciones necesarias para la cena que habia encargado. En el gabinete, dispersos por las sillas, estaban Rafael Alcantara, Manolito Davalos, la Nati, la Socorro y la Amparo, que los recibieron con _fueras_ y silbidos. Todos cinco venian del Real: hacia muy cerca de media hora que esperaban. --iQue poca vergueenza tienes, hijo!--dijo la Amparo con el hermoso entrecejo fruncido--. Y menos aun los que toman en serio tus convites. --Chica, me figure que saldrias mas tarde del Real. --iEso! Di que estabas a gusto en casa de mi hijastra, y entonces puedes tener cierta disculpa. Amparo solia llamar en broma su hijastra a Clementina. --iQue hijastra, ni que madrastra!--exclamo el lechuguino con gesto de mal humor--. iSi pensaras que hay mujer que me retenga a mi cuando no quiero! El despecho, incubado
PREV.   NEXT  
|<   160   161   162   163   164   165   166   167   168   169   170   171   172   173   174   175   176   177   178   179   180   181   182   183   184  
185   186   187   188   189   190   191   192   193   194   195   196   197   198   199   200   201   202   203   204   205   206   207   208   209   >>   >|  



Top keywords:

Amparo

 

Clementina

 

hijastra

 

gabinete

 
esperaban
 

entonces

 

Castro

 

mirada

 
estaba
 

estaban


dispersos
 
Llegamos
 

sillas

 

espera

 

Manolito

 

Cuando

 

Davalos

 

llegaron

 

Alcantara

 

vieron


Rafael
 

Fornos

 

entrar

 

caballeros

 

apresurandose

 

necesarias

 
encargado
 
arriba
 

disposiciones

 
izquierda

senoras

 

disculpa

 
llamar
 

cierta

 

estabas

 
puedes
 
madrastra
 

exclamo

 

cuando

 

retenga


quiero

 

despecho

 

incubado

 
lechuguino
 

pensaras

 
saldrias
 

vergueenza

 

venian

 

recibieron

 
fueras