elancolia era esta. Poco a poco, debido a
su temperamento irritable y caprichoso, aquella aventura amorosa que
habia muerto al nacer, iba ocupando su espiritu haciendo brotar en el un
deseo. Los deseos en esta dama eran siempre apetitos violentos, sobre
todo si hallaban algun obstaculo: como tales, pasajeros tambien.
Cierta manana, despues de haber saludado a Raimundo cerrando y abriendo
la mano repetidas veces con la gracia peculiar de las damas espanolas, y
despues de haber andado poco trecho, por un movimiento casi involuntario
volvio la cabeza y levanto de nuevo los ojos al mirador. Raimundo la
estaba mirando con unos gemelos de teatro. Se puso fuertemente colorada:
apreto el paso embargada por la vergueenza. ?Por que habria hecho aquella
tonteria? ?Que iba a pensar el joven naturalista? Cuando menos, se
figuraria que estaba enamorada de el. Pues a pesar de que estas ideas
bullian alborotadas en su cabeza mientras caminaba de prisa para doblar
la esquina y ocultarse a las miradas de aquel, no estaba tan irritada
contra si misma como otras veces. Sentia vergueenza, es verdad; pero
luego que pudo caminar despacio, una emocion dulce invadio su espiritu,
sintio un cosquilleo grato alla en el corazon como hacia ya muchisimo
tiempo que no sentia. "iSi volvere a mis tiempos de _fanciulla_!" se
dijo sonriendo. Y comenzo a recrearse con su propia emocion
considerandose feliz con aquel retorno a las inocentes turbaciones de la
primera edad. Tan embebida marchaba en su pensamiento, que al llegar a
la Cibeles, en vez de tomar la calle de Alcala para ir a casa de Castro
con quien estaba citada para aquella hora dio la vuelta como si
estuviera paseando por aquel sitio. Cuando lo advirtio se detuvo
vacilante. Al fin se confeso que no tenia grandes deseos de acudir a la
cita. "Voy a ver a mama--se dijo,--. La pobre hace ya dias que no pasa
un rato conmigo." Y emprendio la marcha hacia el paseo de Luchana. Se
puso de un humor excelente. Un piano mecanico tocaba el brindis de
_Lucrecia_ por alli cerca y se paro a escucharlo, iella que se aburria
en el Real oyendolo a las mas famosas contraltos! Pero la musica es una
voz del cielo y solo se comprende bien cuando el cielo ha penetrado ya
un poco en nuestro corazon.
Por la acera de Recoletos bajaba Pinedo, aquel memorable personaje que
vivia con un pie en el mundo aristocratico y otro en la clase
media-covachuelista a la que en realidad pertenecia. Traia a su lado a
una linda joven q
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