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los numeros. La idea de desprenderse de algo suyo por otro medio de
enajenacion que no fuese la compra-venta, era para el casi
incomprensible. Sus limosnas tenian por esto un merito muy superior a
las de otras personas.
Cuando entro en el costurero manifestaba en el rostro senales de
hallarse conmovido. Despues de haber saludado a los forasteros, profirio
sentandose en una butaca:
--Acabo de leer en esta novela un capitulo precioso ... iprecioso!... No
pude resistir a la tentacion de venirselo a leer a estas....
Se detuvo porque no se atrevia a proponerselo a Castro y Ramoncito,
aunque lo deseaba. Era muy amigo de leer en alta voz, por lo mismo que
lo hacia medianamente. Mariana se complacia mucho en oir leer. De modo
que, por este lado, marchaba bien el matrimonio.
--Leelo, hombre.... Creo que a Pepe y Ramon no les molestara--dijo
aquella.
Castro hizo un leve signo de aquiescencia, Ramoncito se apresuro a
manifestar con ademanes extremosos que tendrian un gran placer ... que
el era muy aficionado a los bellos capitulos, etc. iPocas gracias!
Viniendo del padre de su amada, seria capaz de escuchar con atencion la
lectura de la tabla de logaritmos.
D. Julian se calo las gafas y se puso a leer, con una voz blanca de gola
que tenia reservada para estas ocasiones, cierto capitulo en que se
describian los sufrimientos de un nino perdido en las calles de Paris.
Al instante comenzaron a arrasarsele los ojos y a alterarsele la voz.
Concluyo por anudarsele de tal suerte, que apenas se le entendia.
Ramoncito se vio necesitado a tomarle el legajo y a continuar la lectura
hasta el fin. Castro, en presencia de aquellas ridiculeces, ocultaba su
sonrisa de hombre superior detras de grandes bocanadas de humo.
Terminado el capitulo y comentado en los terminos mas lisonjeros para
todos los presentes, Mariana volvio los ojos hacia su labor. Observo que
iba a hacer falta un pedazo de seda para el forro, pues estaba a punto
de terminarse. D. Esperanza, con quien comunico este pensamiento, fue
de la misma opinion.
--Ramoncito--dijo la primera--hagame el favor de oprimir ese boton.
El concejal se apresuro a cumplir el mandato. Al cabo de un instante se
presento la doncella de la senora.
--Tiene usted que salir a comprar una vara de seda--le dijo esta.
La domestica, despues de enterarse de las particularidades del encargo,
se dispuso a salir para darle cumplimiento. D. Julian, que habia
escuchado atentamente, la det
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