ey municipal exige que los
aforos_", _etc._, a fin de que el angel de sus amores se fuera
penetrando de los altos destinos a que la suerte la tenia reservada
uniendose a un hombre tan energico y tan administrativo. Todos aquellos
discursos pronunciados en alta voz, no eran mas que una continua y
tierna invitacion para que de una vez entrase "en el terreno de la
formalidad".
Oyeronse en esto pasos en la habitacion contigua, y una tos que los
presentes conocian admirablemente. D. Esperanza, al escucharla, entrego
con precipitacion, mejor dicho, arrojo la labor que tenia entre manos en
el regazo de su hija. Cuando Calderon entro, Mariana bordaba con
afectada aplicacion mientras su Madre se mantenia mano sobre mano, como
si hiciese largo rato que se hallase en tal postura. Ramoncito y Castro
apenas se fijaron en esta maniobra. La razon de ella era que Calderon no
perdonaba a su esposa la apatia, la pereza, juzgando estos vicios como
verdaderas calamidades, considerandose muchas veces desgraciado por
haberse unido a una mujer tan holgazana. No es que el trabajo de ella
importase poco ni mucho en su casa; pero su temperamento de trabajador
infatigable se revelaba en presencia de otro tan diametralmente
contrario. La flojedad, el abandono de Mariana crispaban sus nervios,
daban lugar a agrias contestaciones y a reyertas frecuentes. Ella se
defendia suavemente. Alegaba que sus padres no la habian criado para
jornalera, porque tenian medios suficientes para hacerla vivir como
senora. Con esto D. Julian se enfurecia aun mas; gritaba que todo el
mundo tiene el deber de trabajar, por lo menos de hacer algo. La
completa ociosidad es incomprensible. La mujer esta obligada a cuidar de
que no se desperdicie la hacienda de la casa, ya que no contribuya a
acrecentarla, etc., etc. En fin, que la causa de los disgustos
domesticos era esta irremediable holgazaneria de la senora. D.
Esperanza era muy diversa de su hija. Temperamento activo, vigilante,
tan avara o mas que su yerno, no podia jamas estar un cuarto de hora sin
tener algo entre manos. En los negocios interiores de la casa no tenia
intervencion muy senalada. Calderon se complacia en ordenarlo y
manejarlo por si mismo todo. Y esto significa una contradiccion que
debemos hacer resaltar para que se comprenda bien su caracter. Quejabase
amargamente porque su mujer no servia para llevar el gobierno de la
casa, porque el se veia obligado a hacerse cargo de el; y no obstante,
sabiendo
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