rciono mayor cantidad de vocablos y modismos. Luego su amistad con
el torero que hemos mencionado; las relaciones que mantuvo despues con
algunos senoritos cultivadores del genero; los teatros por horas, donde
se copian, no sin gracia, las costumbres de la plebe madrilena; la
amistad con Pepa Frias y otras aristocraticas _manolas_ fueron
iniciandola poco a poco y la introdujeron al cabo en pleno flamenquismo.
Fue entusiasta admiradora de los toros. Por milagro dejaba de asistir a
una corrida desde su palco, ataviada con la consabida mantilla blanca y
los consabidos claveles rojos. Y discutia las suertes, y fulminaba
censuras, y tributaba aplausos, y era tenida entre los aficionados por
acerrima y fervorosa _lagartijista._ El espectaculo nacional, animado y
sangriento, estaba muy conforme con su naturaleza violenta, indomita.
Cuando veia a otras senoras taparse los ojos o hacer otros melindres
ante las peripecias de la corrida, reia sardonicamente, como si dudase
de la sinceridad de su espanto.
Entre los varios adoradores y solicitantes que su mano tuvo, y que
entraban y caian de su gracia alternativa y rapidamente, llego uno que
logro fijar algo mas su atencion. Llamabase Tomas Osorio. Era un joven
de veintiocho a treinta anos de edad, rico, exiguo y delicado de figura,
de rostro agraciado y genio vivo y resuelto. Supo hacerse valer mas que
los otros, o por calculo o por verdadera independencia de caracter. Al
entrar en amores con ella no se entrego por completo ni abdico su
voluntad. En cuantas reyertas de alguna importancia tuvieron durante
sus largas relaciones, pues no duraron menos de dos anos, mantuvo con
energia su dignidad. Era de temperamento bilioso, soberbio,
despreciativo como ella, confiado en su dinero, y poseia un donaire
maligno que le daba prestigio entre las damas. Gracias a estas
cualidades, Clementina no se canso de el tan pronto como de los otros.
Al cabo de dos anos, sin embargo, cuando faltaban solo algunos dias para
realizarse el matrimonio, rompieron de un modo sonado y hasta
escandaloso. Todo Madrid se entero. Los comentarios fueron infinitos. De
ellos resultaba que quien habia tomado la iniciativa para cortar las
relaciones habia sido el novio. Tales dichos, exactos o no, llegaron a
oidos de Clementina e hirieron su orgullo tan vivamente, que le falto
poco para enfermar de ira.
Paso un ano. Tuvo algun noviazgo de poca importancia. Osorio tambien
galanteo a otras jovenes. En ambos se conserv
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