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--Voy a vestirme. Toca ese boton.
El duque se levanto para cumplir el mandato. A los pocos instantes se
presento Petra a vestirla. Mientras lo llevaba a cabo, ama y doncella
cambiaron algunas impresiones con excesiva familiaridad, mientras el
banquero seguia con fijeza entre atento y distraido, los movimientos de
la faena.
--Senorita, ?ha visto usted ayer a la Felipa guiando dos jaquitas que
parecian ratones? Por aqui paso.... iQue preciosidad! No he visto cosa
mas mona en la vida.... A ver cuando el senor duque le compra otra
pareja asi--dijo Petra mirando con el rabillo del ojo al banquero,
mientras ataba las cintas de la bata a su ama.
--iPs!--exclamo esta alzando los hombros con desden--. No me ha dado
nunca por guiar. Es oficio de los cocheros. Pero si me diese, iya lo
creo que me compraria un tronco igual!
Y al mismo tiempo se volvio un poco, con media sonrisa, hacia el duque,
que dejo escapar un grunido corroborante, pasando con su peculiar
movimiento de boca el cigarro al lado contrario.
--Pues son muy lindas para ir a los toros. iY que no estaria bien la
senorita con su mantilla blanca guiando!
--?Mantilla para guiar? iEstas aviada, hija!
--Bueno, pues de sombrero. El caso es que estaria de misto: no como esa
desorejada de la Felipa que ya no tiene carne para hartar a un gato....
La doncella, mientras le recogia el pelo, charlaba por los codos. El
fondo de su charla era constantemente adulador. Amparo escuchaba con
cierta complacencia. Alguna vez la interrumpia con frases del mismo jaez
que las que la domestica usaba, en mas de una ocasion, acompanadas de
interjecciones que aquella no se atrevia a pronunciar. Contaba que el
dia anterior habia tropezado en la calle con Moratini, y que el famoso
torero le habia dicho al pasar: "Recuerdos a tu ama". Al mismo tiempo la
maligna doncella miraba de reojo al duque. Amparo sonrio lisonjeada;
pero hizo una fingida mueca de desden.
--Lo mismo da. Ya sabes que me carga.
--Pues tiene muchos partidarios.
--iCalla! icalla! que ni tu ni el valeis un perro chico.... Anda; traeme
pronto esa gorra, y largate.
Asi que la doncella se hubo marchado, el duque, en quien los recuerdos
del torero despertaron los celos y el mal humor, dijo saliendo al
gabinete y tendiendose groseramente en el sofa:
--Parece que esta noche has tenido media juerga. ?Quien ha estado aqui?
Amparo dirigio la vista a la licorera, donde el duque la tenia posada.
--Pues han
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