estado Socorro y Nati hasta cerca de las tres.
--?Nadie mas?
--Con sus amigos Leon y Rafael.
--?Nadie mas?
--Nadie mas, hombre. ?Me vas a examinar?
--Es que yo he sabido que ha estado tambien Manolito Davalos.
El duque no lo sabia. Quiso sacar de mentira verdad.
--Cierto: tambien ha estado Manolo--replico con indiferencia.
--Bueno, pues sera la ultima vez--dijo mordiendo con rabia el cigarro.
--Eso sera si a mi se me antoja--manifesto la bella ex florista
levantando hacia el los ojos con expresion provocativa.
Salabert dejo escapar ciertos grunidos que Amparo considero ofensivos.
Hubo una escena violenta. La bella reclamo con fiereza su independencia;
le canto lo que ella llamaba con clasica erudicion "verdades del
barquero". El banquero, excitado, contesto con su groseria habitual. El
era quien pagaba; por lo tanto, tenia derecho a prohibir la entrada en
aquella casa a quien le pareciese. La disputa se fue agriando en
terminos que ambos levantaron bastante la voz, sobre todo Amparo, en
quien a poco que la rascaran aparecia la criatura de plazuela.
Cruzaronse frases de pesimo gusto, aunque pintorescas. La malaguena
llamo al duque tio lipendi, gorrino, y concluyo por arrojarle del
gabinete. Pero aquel no hizo maldito el caso, antes enfurecido la falto
abiertamente al respeto, empleando en su obsequio algunos epitetos
expresivos de su exclusiva invencion y otros recogidos con cuidado de su
larga experiencia. Por ultimo, quiso dejar sentado de un modo
incontrovertible que alli era el amo. Con este fin, puramente logico,
dio una tremenda patada a la mesilla dorada donde reposaba la aborrecida
licorera, que se derrumbo con estrepito y se hizo cachos. Amparo, que no
se dejaba sobar por nadie, segun decia a cada momento, aunque a cada
momento se pusiese en contradiccion consigo misma, presa de un furor
irresistible, con los ojos llameantes de ira, alzo la mano tomando vuelo
y descargo en las limpias y amoratadas mejillas del procer una sonora
bofetada.
Los cabellos del lector se erizaran seguramente al representarse lo que
alli pasaria despues de este acto barbaro e inaudito. Acaso seria
conveniente dejarlo en suspenso como la famosa batalla del heroe
manchego y el vizcaino. Sin embargo, para no atormentar su curiosidad
inutilmente, nos apresuramos a decir lo que paso desdenando este recurso
de efecto. El caso no fue tragico, por fortuna, si bien digno de
atencion y de meditarse largamente. El duque se
|