endo bien que usted se haya equivocado respecto a los sentimientos
que me inspira, y encuentro natural que le hayan ofendido. iQue lejos
estara usted de sospechar la verdad! Yo no estoy enamorado de usted. Si
lo estuviese, es bien seguro que no la seguiria como un pirata callejero
... sobre todo en las circunstancias en que ahora me encuentro....
Raimundo se puso serio al llegar aqui e hizo una pausa. Luego dijo
precipitadamente, con voz alterada por la emocion:
--Senora, mi madre se ha muerto hace poco tiempo ... y usted se parece
muchisimo a mi madre.
Al pronunciar estas palabras se quedo mirandola con una atencion
ansiosa, humedos los ojos, haciendo esfuerzos heroicos por no romper a
sollozar.
Esta revelacion produjo en Clementina asombro y duda al mismo tiempo.
Permanecio inmovil y muda mirandole tambien fijamente. Raimundo
comprendio lo que pasaba por su espiritu, y dijo empujando la puerta de
su despacho:
--Vea usted, vea usted si no es verdad lo que le digo.
La dama avanzo dos pasos y vio en la pared fronteriza, sobre el sillon
mismo de la mesa de escribir, el retrato en fotografia ampliada de una
senora excepcionalmente hermosa, y que, sin duda, guardaba cierto
parecido con ella, aunque no tan claro como el joven decia. Sobre el
retrato, sujeto al marco, habia un ramo de siemprevivas.
--Algo nos parecemos--dijo despues de contemplar el retrato con
atencion--. Pero esa senora era mas hermosa que yo.
--No; mas hermosa, no. Tenia mas dulzura en los ojos, y eso daba a su
fisonomia un encanto indecible. Era su alma pura y bondadosa que
brillaba en ellos.
Pronuncio estas palabras con entusiasmo, sin reparar en la falta de
galanteria que estaba cometiendo. El orgullo de Clementina padecio aun
mas por la inocencia y sinceridad con que fueron pronunciadas. Ambos
contemplaron el retrato en silencio algunos segundos. En los ojos de
Raimundo temblaban dos lagrimas. La dama dijo al cabo:
--?Que edad tenia su mama?
--Cuarenta y un anos.
--Yo tengo treinta y cinco--replico con mal disimulada satisfaccion.
Raimundo volvio hacia ella la vista.
--Es usted joven aun y muy bella.... Pero mi madre tenia la tez mas
fresca a pesar de llevarle algunos anos. Su cutis era terso como el
raso. En los ojos no se notaba cansancio alguno. Parecian los de un
nino.... Es natural. La vida de mama fue suave y tranquila. Ni su cuerpo
ni su alma se habian gastado.
No observaba que indirectamente estaba diciendo alg
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