o una de esas alegrias solo
comprensibles para las madres. Le abrazo derramando un raudal de
lagrimas.
--Mama--le dijo Raimundo--. Estoy ya en aptitud de hacer oposicion a una
catedra. Me voy a dedicar con ahinco a prepararme, y en cuanto la lleve,
renuncio a lo que puedas dejarme en herencia para que hagas una dote a
Aurelia. Yo tengo pocas necesidades y me bastara con el sueldo.
Estas palabras generosas conmovieron a la madre. Cada dia hallaba mas
razones para adorar aquel hijo modelo.
Dedicose Raimundo con ardor al estudio, profundizando las materias de
algunas asignaturas, sin abandonar por eso sus aficiones entomologicas.
Gracias a estas y al nombre glorioso que su padre le habia legado, se
dio a conocer pronto entre los hombres de ciencia. Escribio algunos
articulos, se puso en relacion con varios sabios extranjeros y tuvo la
satisfaccion de recibir de ellos frases de elogio que le alentaron. Bien
puede decirse que era un muchacho feliz. Sin deseos imposibles que le
royeran las entranas, sin amores tormentosos ni amistades molestas,
disfrutando de la tranquilidad del hogar, del carino de la familia y de
los puros goces de la ciencia, deslizabanse sus dias serenos y dichosos.
A las amigas de su madre les sorprendia tanta formalidad. ?No tenia
novia Raimundo? ?No le gustaban siquiera las muchachas? Isabel
contestaba sonriendo y con transparente satisfaccion.
--No se: creo que hasta ahora no le ha dado por ahi. Esta tan metido por
mis faldas que parece un nino de tres anos.... La verdad es que le ha de
costar trabajo hallar una mujer que le quiera tanto como yo.
Y asi era como ella lo decia. Teniale envuelto en una atmosfera de
proteccion, de tibios y amorosos cuidados que le seria casi imposible
hallar al lado de una esposa por tierna que fuese. Solo las madres
poseen esa abnegacion absoluta, infatigable, sin esperanza ni deseo
siquiera de reciprocidad. Todo lo que la vida material exige, lo tenia
satisfecho Raimundo con un refinamiento que pocos hombres disfrutarian.
Jamas se le habia ocurrido pensar ni en su alimento, ni en su ropa o
calzado, ni aun en aquellos menesteres de que las mujeres no suelen
entender. Todo estaba previsto y regularizado perfectamente en su vida.
Podia consagrarse con entera libertad al ejercicio de su inteligencia.
Si se quejaba de mal sabor de boca, ya tenia a su madre por la manana al
lado de la cama con un vaso de limon y polvos laxantes: si le dolia la
cabeza, con el agua se
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