te lo gastases
_alegremente_ (recalco esta palabra), el negocio seria para ti muy
bueno, pero para mi deplorable, porque siempre me quedaba en la
obligacion de ... subvenir a tus necesidades.
--?De mantenerme, verdad?--dijo ella con ironia amarga.
--Queria evitar esa palabra ... pero, en efecto, es la mas exacta.
Hablaba Osorio en un tonillo impertinente y protector que estaba
desgarrando por varios sitios la soberbia de su esposa. Desde las
feroces reyertas que habian producido su separacion debajo del mismo
techo, no habian tenido una entrevista de tal especie como la presente.
Cuando por la convivencia se originaba algun rozamiento, resolvianlo por
una breve y seca explicacion de pasada, en que ambos, sin deponer el
orgullo, usaban de prudencia por temor del escandalo. Pero ahora el
asunto tocaba en lo mas vivo a Osorio. Para un banquero, por esplendido
que sea, lo mas vivo es el dinero. Ademas su amor propio, aunque otra
cosa aparentase, habia sufrido mucho en los ultimos anos. No basta
fingir indiferencia y desden ante los extravios de una esposa; no basta
pagarle en igual moneda paseandole por delante de los ojos las queridas,
hacer gala de ellas ante el publico. Las armas seran iguales, pero las
heridas que la mujer causa son mas profundas y mas graves que las del
hombre. El malestar que la conducta libre de su esposa le causaba no
disminuia con el tiempo. El abismo que los separaba era cada vez mas
profundo. Por eso, la airada venganza cogia esta ocasion por los pelos.
Clementina le miro un instante. Luego, encogiendose de hombros y
haciendo con los labios una leve mueca de desden, dio la vuelta y se
dispuso a salir de la estancia. Osorio avanzo unos pasos colocandose
entre ella y la puerta.
--Antes de irte quiero que sepas que el cajero tiene orden de no pagar
ningun recibo que no vaya visado por mi.
--Enterada.
--Para tus gastos tendras una cantidad fija, que ya determinaremos cual
ha de ser. No quiero mas sorpresas en la caja.
Clementina, que iba a salir por la puerta de la antesala, retrocedio
para hacerlo por la de su _boudoir_. Antes de desaparecer, teniendo el
portier levantado con una mano y encarandose con su marido, le dijo con
reconcentrada ira:
--Al fin resultas un puerco como tu cunado; solo que este no las echa
como tu de generoso.
Dejo caer el portier y dio un gran portazo.
Osorio hizo un movimiento para arrojarse detras de ella; pero
reponiendose instantaneamente grito m
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