ara echar a nadie dentro de mi casa.
--Senora ... yo no la he tratadu mal.... Es ella, la que nus trata mal a
todus ... pincha aqui, pincha alla, sin dejarnus en paz--tartamudeo el
cocinero con marcado acento gallego.
--Bueno, pues si pincha aqui y pincha alli, ningunu de ustedes esta
facultadu para desvergonzarse con ella.... Se me dice a mi y
concluido--, replico vivamente la senora imitando el acento del jefe.
--Es que....
--Es que, nada. Ya sabe usted lo que le he dicho. Hemos
concluido--manifesto el ama con gesto imperioso.
El cocinero, con la cara encendida y todo el cuerpo tembloroso,
permanecio unos segundos inmovil. Despues, antes de retirarse, dirigio
una larga mirada iracunda a la doncellita, que seguia con los ojos en el
suelo con expresion hipocrita donde se traslucia el triunfo del amor
propio.
--iChismosa!--le vomito al rostro mas que le dijo.
La senora se alzo de su asiento, y rebosando de colera por tal falta de
respeto, le dijo:
--?Y como se atreve usted a insultarla en mi presencia? Marchese usted
pronto.... iQuitese de mi vista!
--Senora, lo que le digu es que ella tiene la culpa....
--Pues si tiene la culpa, mejor.... Vayase usted.
--Todus nus iremus de la casa, senora, porque a esa mentecata no hay
quien la sufra.
--Usted, por lo pronto, como si ya se hubiese ido. Puede usted buscar
otro sitio donde servir, que yo no tolero que ningun criado se me quiera
imponer.
El cocinero quedose otra vez inmovil y estupefacto ante aquella brusca
despedida; pero reponiendose en seguida giro sobre los talones, diciendo
con dignidad:
--Esta bien, senora; lo buscare.
Clementina siguio murmurando despues de haberse ido:
--iPero que atrevido es este gallegazo! ?Habra mastuerzo? No creo que a
nadie mas que a mi le toquen semejantes criados....
Apaciguandose de pronto por virtud de otra idea que le acudio, dijo:
--Anda, ven a vestirme, que ya es tarde.
Entro en su tocador seguida de Estefania. Contra lo que debia
presumirse, esta tenia el semblante grave y nublado. Comenzo a
despojarse rapidamente de su traje de calle para ponerse el de media
ceremonia con que comia y recibia a sus intimos por la noche, mas claro
siempre, con un pequeno descote y los brazos cubiertos. La doncella, a
una indicacion suya, saco un traje color fresa exprimida del gran
armario de espejo que ocupaba enteramente uno de los lienzos de la
pared. Antes de ponerselo le arreglo el pelo y le quito las bot
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