e presidido por el, me
considero mas seguro que si viviese en el Paraiso de las Mujeres.
Gillespie seguia mostrando la misma curiosidad en sus ojos, pues las
palabras del pigmeo no llegaban a satisfacerla.
--?Y por que lo persiguen a usted?--pregunto--. ?Quienes son sus
enemigos?
--Ya le he dicho que me llamo Ra-Ra, pero este nombre significa muy poco
para el que no conozca la historia de nuestro pais. El generalisimo
Ra-Ra fue el mas importante de los caudillos del emperador Eulame. A el
debio este sus mayores victorias. El generalisimo Ra-Ra fue mi abuelo.
Cuando las mujeres hicieron lo que ellas llaman la Verdadera Revolucion,
mi glorioso ascendiente, a pesar da su vejez y de su historia heroica,
fue desterrado a una isla desierta, cerca de la gran barrera de rocas y
espumas, creada por los dioses, que nadie se atreve a pasar. Alli murio
al poco tiempo.
Mi padre, que tambien era general, anduvo vagabundo por toda la
Republica, ocultando su nombre y dedicandose a los mas bajos oficios
para poder vivir. En esa epoca de miseria, la madre del profesor Flimnap
y el mismo profesor, que solo tiene diez anos mas que yo, protegieron a
mi madre. Abreviare el relato de nuestras desventuras. Mi padre murio,
mi madre murio tambien poco despues, y yo, gracias al profesor, consegui
que no me dedicasen a los trabajos forzosos, como tantos otros
desdichados de mi sexo.
No quise ser una maquina de musculos, pero tampoco me plegue a lo que
exigia de mi el nuevo regimen para convertirme mas adelante en la esposa
masculina de cualquiera de las mujeres triunfadoras. Flimnap me llevo a
vivir con el por algun tiempo, asegurando que yo era sobrino suyo.
iOjala no hubiese entrado nunca en la Universidad Central!... Hice alli
amistades que solo han servido para complicar mi vida, dandola mayor
tristeza.... Pero no; me arrepiento de lo que acabo de decir. La unica
satisfaccion de mi existencia, la sola razon de que aun siga viviendo,
proceden de una amistad que contraje durante mi epoca universitaria.
Luego mi conducta causo muchos disgustos al bondadoso Flimnap, y me
obligo a huir de su lado. Yo sabia lo que un hombre no debe saber en
este pais. Conozco cosas que el gobierno de las mujeres necesita
mantener secretas y que representan un peligro de muerte para aquel que
las aprende.
Callo Ra-Ra, como si le turbasen los pavorosos recuerdos de su vida de
perseguido; pero el gigante tenia los ojos fijos en el, animandole a que
cont
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