arri sorrotzaren arquitzendanari milla baten
erdi ibayaren ondoan. Iraillareco ogueitazazpi
garren egunean arratzaldeco lau orduaren itzalean.
Lo que, traducido literalmente, queria decir:
A quince millas de la costa, en el rio
Nun, Norte 7 grados Oeste. Castillo viejo.
Visual del ojo del elefante entre dos piedras
a la pena afilada que hay a media
milla cerca del rio. En la sombra de las
cuatro de la tarde del dia 27 de Septiembre.
Le di la traduccion a Allen, quien me pregunto:
--?Usted quiere venir conmigo?
--?Adonde?
--Al Africa, por el tesoro escondido.
--Hombre, yo no puedo, no tengo medios....
No quise decirle que me parecia una fantasia absurda esta historia del
tesoro.
--?De manera que usted me cede sus derechos?
--En absoluto.
--Esta bien.
Allen se despidio de mi, y pocos dias mas tarde desaparecio del pueblo.
X
LA CUEVA DE LA SERPIENTE
Una semana despues, mi prima me comunico su pensamiento de trasladarse a
Luzaro.
Volvi a insistir con mi madre para que recogiese a la huerfana, pero
ella se nego en redondo. No creia que fuera su sobrina, sino la hija de
un aventurero; sabe Dios de quien.
Entonces fui a ver a Cashilda, la mujer de Recalde, e hice un convenio
con ella de pagarle un tanto por tener en su casa a Mary, siempre que la
muchacha se portara bien.
De Bilbao habian contestado a Urbistondo aceptando mi ofrecimiento. Iba
a tener barco que mandar.
Fui a buscar a Mary para traerla a Luzaro y presentarla en casa de la
mujer de Recalde. Era el dia de Nochebuena. Llevaba en un estuchito
forrado de raso un anillo de oro con unas perlas para Quenoveva, que me
habia costado ocho duros, y en un paquete unos juguetes para los chicos
de Urbistondo.
Quenoveva palidecio y se ruborizo de alegria al recibir la sortija;
respecto a los juguetes, Urbistondo opino que para el primer dia bastaba
con que los chicos los vieran unicamente; si no, los iban a romper.
Me despedi de Urbistondo y de su familia, y Mary y yo nos dirigimos a
Luzaro por el Izarra. Ella marchaba al mismo paso que yo, con una
agilidad de campesina; en sus miradas se expresaba alternativamente la
timidez, la audacia y el enfado. El dia estaba gris, el mar lleno de
bruma; el viento silbaba entre los arboles, agitando las hojas rojizas
de las hayas que aun quedaban en las ramas y las copas negruzcas de los
pinos. Grandes gotas de agua sonaban en la hojarasca s
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