a mujer que canto mejor el
triunfo de la Verdadera Revolucion. Es la unica persona que admira y
respeta Momaren, nuestro Padre de los Maestros.
El Consejo Ejecutivo le regalo una maquina rodante que tiene la forma de
un aguila con una lira en las garras, pero ella ha guardado este tributo
de la gratitud nacional, y prefiere seguir yendo a todas partes, como
otras senoras viejas de su epoca, en un carrito ligero tirado por tres
hombres que estan a su servicio, y a los que acaricia frecuentemente con
el latigo.... ?Que piensa usted, gentleman? Adivino en su rostro hace
rato que desea hacerme una pregunta....
Gillespie indico con un movimiento de cabeza que asi era, y viendo que
el profesor Flimnap ponia los codos en su mesita y la frente entre las
manos para escucharle, se decidio a interrumpir la interesante leccion.
--Habla usted, querido profesor, de que las mujeres lo son todo en este
pais y monopolizan funciones y trabajos; pero yo he visto desde que
llegue unos hombres atleticos que intervienen en la mayor parte de las
operaciones. ?Es que acaso no son hombres?
--Lo son--contesto Flimnap--; pero una sociedad bien organizada como la
nuestra no podia consentir que las mujeres, mucho mas inteligentes que
los hombres, cargasen con los trabajos pesados y enojosos, mientras el
sexo vencido vivia en la tranquilidad y la molicie. Es tolerable que no
trabajen los varones que viven recluidos en el hogar como esposas e
hijas y muestran una delicadeza necesitada de proteccion; pero hemos
considerado necesario el aprovechamiento de la fuerza de todos los
hombres atleticos y groseros, para manejar las maquinas peligrosas, para
cargar los objetos pesados; en una palabra, para las funciones que
exigen el musculo y no necesitan de la inteligencia.
Ademas, le revelare que todos estos hombres forzudos son descendientes
de los militares y los personajes masculinos que monopolizaban el poder
antes de la Revolucion. Ahora viven aparte, formando una casta especial,
y, ?por que no decirlo?, estan sometidos a la esclavitud, y solo la
muerte puede librarles de ella.
No lo hacemos por venganza, sino por necesidad y conveniencia. Ya le
dije que nuestra Revolucion (semejante en esto a todas las revoluciones
de los hombres) ha tenido que valerse de ciertos medios antihumanos, que
benefician a la mayoria. La casta de los vencidos vigorosos se reproduce
de un modo alarmante, como todo lo que pertenece a un genero inferior.
Pero no crea
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