o de
abandonarse a su desesperacion, dejandose morir alli de hambre, de frio
y de dolor. Pero la desventura infunde valor; recobro algun animo y se
dispuso a seguir preguntando, cuando vio llegar a una mujer andrajosa
que traia un nino de la mano y otro en brazos. A Clara le parecio que
aquella mujer debia ser persona muy generosa y compasiva, y que le habia
de responder a su pregunta. Pero antes de ser interpelada, la mujer
andrajosa hablo a Clara en estos terminos:
--Una limosna, senora, por amor de Dios, que tengo mi marido en cama, y
estos dos ninitos no han probado nada en todo el santo dia... Siquiera
un _chavito_.
Despues, observando que Clara no tenia aspecto de persona que da
limosna, sino mas bien de mujer desvalida y enferma, se figuro que pedia
tambien _chavitos_, y variando de tono, le dijo:
--Oye, chica: ven conmigo y le sacaremos un duro al tio gordo de la
esquina.--?Que?--dijo Clara, confusa ante aquella proposicion.
--?Apostamos a que no _tan dao_ ni un bendito _chavo_ esta noche? Yo he
_sacao_ ya un _rial_: mira. Pero hay en aquella tienda un _mardito_
panero que es muy caritativo. Ayer le _ije_ que tenia una hija enferma
en cama, y me dio una peseta. Si _quies_ que le saquemos mas, ven
conmigo esta noche, chica, y veras. Entramos: tu te haces que te vas
cayendo, y te pones un panuelo _atao_ a la cara, y empiezas o dar unos
_chillios_ que partan el corazon. Oye, asi: iay! iay! iay!
Y dio unos cuantos quejidos tan lastimeros, que Clara tuvo angustia de
oirlos. Despues siguio:
--Mira, ven; entramos: yo le digo que eres mi hija y que no has comido
un _bocao_, y que el _meico_ te ha recetado una cosa que cuesta un duro.
Tu dices que no la _quies_ tomar, y que si saco el duro, compre pan _pa_
estos ninos que se estan muriendo. Yo digo que sea el duro _pa_ la
_meicina_; tu que sea _pa_ los ninos, y asi ... veras como se ablanda...
y _pue_ que nos de dos... partiremos: te dare a ti dos _riales,_ y....
Anda, ven: ponte este panuelo en la cara.--Senora, yo tengo que hacer,
no puedo--dijo Clara, que creia no deber darle otra razon menos
cortes. ?Sabe usted donde esta la calle del...?
--iQue calle de los _dimonios_!--dijo la mujer; y viendo que pasaban
dos caballeros se acerco a ellos, diciendole al chico que llevaba de la
mano:--Muchacho, cojea.
El muchacho cojeo, y se acercaron a los caballeros, repitiendo su
muletilla. Clara se retiro entonces; anduvo a buen paso, y llego, por
ultimo, a la plaz
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