Si, senora.
--Era yo muy nina--continuo la dama;--habia muerto mi tio; reinaba en
la casa la mayor desolacion; nos preparabamos a mudar de habitacion; ya
eramos pobres. Mi tia y mi prima estaban llorando; pero al mismo tiempo
muy ocupadas en la mudanza y en recoger los pocos muebles que nos
quedaron despues del embargo. En un viejo reclinatorio de nogal habia
hecho yo un altar, donde rezaba mucho. Tenialo cerrado por las noches,
y al abrirlo por las mananas, al ver mis santos y mis imagenes, me
parecia tener alli un pedazo de cielo. Aquel dia fue muy triste para
mi, porque tuve que desclavar mi altar del sitio donde estaba, y muchos
santos se me rompieron, dejando en el mueble el pedazo por donde
estaban pegados. En esta operacion senti que cedia bajo mi mano la
tabla del fondo, y quedaba descubierto un hueco. En este hueco habia
una cajita muy bella de madera labrada. Trate de abrirla y la abri sin
esfuerzo: estaba llena de dinero, casi todo en onzas muy antiguas.
Cerre la caja; ajuste la tabla que cubria el hueco, dejandola
cuidadosamente como estaba, y me calle. Trajeron el mueble a esta casa,
y en mi cuarto ha estado hasta hoy. Al principio mire aquello como un
juguete, como una reliquia. De noche, en el silencio de esta casa, lo
abria, contemplando con estupor las hermosas monedas que dentro habia.
Varias veces trate de revelarlo; pero me detenia un recelo
supersticioso. A veces sonaba con fundar algun dia una obra piadosa. No
he tocado nunca aquel dinero, y a pesar de la estrechez con que hemos
vivido, jamas me atrevi a gastar ni un solo doblon. Me parecia que
debia guardar aquello para otros dias, que yo esperaba sin saber
por que. Por instinto lo conservaba intacto, aunque pensaba que jamas
cambiaria de estado. El tesoro existe en el mismo sitio en que lo
encontre. Ha llegado el momento de usarlo para las necesidades de
nuestra vida. Es mio; ?puedo dudarlo? Pertenecia a alguno de mis
parientes, que lo deposito alli para tenerlo seguro. A mi me pertenece
ahora; a mi, que lo encontre. Dare, sin embargo, la mitad a mi prima y
a mi tia, y si me acusan de no haberlo mostrado antes, les dire que, a
no haberlo conservado, me seria hoy imposible labrar las felicidades
que pienso labrar, y dar a mi vida y a la vida de otros la expansion
que necesitan. Lazaro no quiso agravar la situacion, y repitio:
--Si, senora.
La devota entro en su cuarto y volvio al poco rato con una cajita que
mostro al joven, diciendo carinos
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