cosa. ?Sabe usted donde
esta mi tio?
--Si le digo a usted que no he visto iniquidad semejante--murmuro el
abate, sin hacer caso de la pregunta. Y tenia una herencia, un
legadillo.... iMaldito catacaldos!
--Esa es la vida, don Gil.... Hay que conformarse.
--Tenia un legadillo.... Yo lo descubri en la covachuela.
--Conque diga usted: ?donde podre encontrar a mi tio?
--Yo ... si he de decir a usted la verdad--prosiguio el abate, abstraido
por su desgracia,--no lo siento por ella, porque al fin y al cabo ...
pero tenia un legadillo....
--?No me responde usted?
--Tenia un legadillo....
--Es imposible sacarle una respuesta.
--Tenia un legadillo....
Comprendio Lazaro que era inutil toda indagacion. Salio de la casa,
dejando al abate en la misma actitud de mochuelo posado, y se fue a la
calle del Humilladero, donde encontro a Bozmediano, que le esperaba con
inquietud, y al verle llegar, le dijo:
--Amigo, le persiguen a usted. Es preciso tomar precauciones.
--?Quien me persigue?
--Facil es comprender que habra personas disgustadas por lo que
hizo usted anoche. Esas personas le persiguen a usted; yo estoy
seguro de ello.
--Ya comprendo--repuso Lazaro.--?Pero que me importa?
--Hay que tomar precauciones, porque si se vengan, sera de un modo
terrible. Mucho cuidado. Ahora han estado en la taberna cuatro personas,
que creo han traido el encargo de ver cuando entraba y salia usted. Me
parece que lo mejor es que se marchen ustedes esta noche misma de
Madrid. Una vez que esten fuera y lejos....
--iQue contrariedad! Pero yo deseo salir. Nos marcharemos.
--Pues entretanto no salga usted a la calle. Yo arreglare el viaje, y lo
hare de modo que nadie lo sepa. Se que le buscan a usted, y los que le
buscan saben hacer las cosas.
--?Y como han averiguado que estoy aqui?
--Dejemos eso. Hay que partir esta noche o manana mismo. Aqui no esta
usted seguro. Mucho cuidado ... Yo volvere, y veremos el modo de salir
sin peligro. Creo que se conseguira. Hasta luego.
Retirose Bozmediano, y Lazaro entro a ver a Clara
--?Las encontraste?--le pregunto la sobrina de Coletilla con curiosidad
y cierto temor.
--Si--contesto el sonriendo al recordar la escena de las monedas, que
refirio despues sin omitir el extrano incidente de dona Paulita.
Oyo Clara con mucho interes este ultimo punto, y despues dijo con
tristeza:
--Ya lo sabia.
--?Como? ?Ella te ha dicho algo?
--No; pero lo he conocido, me lo h
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