CAPITULO XXXIX
#Un momento de calma#.
Bozmediano y Lazaro hablaron poco por el camino. Al llegar a la casa de
Pascual, serian las diez de la manana, lo primero que vieron fue a
Pascuala fregando vasos. Preguntaronle si habia venido Clara a su casa,
y ella contesto:
--Anoche, si, senor; despues de media noche vino. Pero ya reconozco al
caballerito sobrino de mi amo, que estuvo alla a preguntarme por su tio.
--iGracias a Dios!--exclamo este.--iQue suerte hemos tenido!
--La pobre llego esta manana y se desmayo--dijo Pascuala.--Esta, muy
malita; todavia no ha hablado palabra, si no es _pa_ delirar. Vino que
no se podia tener, toda mojada, temblando de frio, y las lagrimas le
corrian por la cara abajo.
--?Donde esta?
--Alli, en mi alcoba y en mi cama. Pascual se quedo en el desvan y yo
en el suelo, al lado de ella. Esta muy malita: empezo a dar unas
manotadas y a decir que venian volando unas ... ?como dijo? "Las tres,
las tres volando", decia, y asi estuvo hasta hace una hora, que callo y
se quedo dormida.
Los dos jovenes pasaron adentro, y cuando la tabernera abrio un poco la
ventana para que entrara alguna luz, pudieron ver acostada en el lecho
aquella agraciada figura, en cuyo semblante extenuado y palido se
pintaban los sintomas de una postracion y un malestar muy grandes.
Dormia, y la violenta posicion de su cabeza indicaba que antes del sueno
la habia atormentado uno de esos letargos dolorosos en que el cuerpo
obedece con bruscos movimientos a todos los delirios de la mente
enferma. Pascuala cogio entre sus manos la cabeza de la joven y la
coloco con menos molestia; la entro uno de los brazos, que colgaba fuera
de las sabanas; arreglo estas y las almohadas, y cerro un poco mas la
ventana, por que no entrara mas claridad que la necesaria para no estar
a obscuras.
--Usted ya no sale de aqui--dijo Bozmediano a Lazaro.
--No--replico este, preocupado y contemplando a la enferma tan de cerca,
que sentia su respiracion agitada y dificil como si un pequeno volcan
existiera entre las sabanas.
--Creo que, al despertar, despertara con el delirio. Usted debe quedarse
aqui hasta ver en que para esto--indico Bozmediano;--yo me marcho. Si me
ve, creo que mi presencia no sera lo que mas la tranquilice. Manana le
espero a usted en mi casa sin falta: tenemos que hablar.
Lazaro no contesto. Si su susceptible desconfianza no se habia extirpado
completamente, en aquellos momentos no podia pensar
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