cualquier modo que sea, es preciso un
pronto castigo. Espero que no os dejareis burlar por esa canalla. Caiga
el peso de la ley sobre ella, y a ver si de una vez se acaban estos
motines, Feliu, que bien se puede asegurar que desde que tienen libertad
los espanoles no nos acostamos un dia tranquilos.
--Senor, los esfuerzos del Gobierno son inutiles para conseguir ese fin.
Es cosa que desespera y aturde ver como nos es imposible tranquilizar a
ciertas gentes. Por todas partes aparecen partidas de facciosos movidas
por una parte del clero. Hay todavia muchos espiritus apocados que no
quieren creer que el interes de V.M. y de la nacion consiste en el
sistema que todos amamos y defendemos. Hay personas tan ciegas, que aun
no han llegado a comprender que es V.M. el que mas ama y el que mas
desea su cumplimiento. Todas las leyes liberales que V.M. sanciona y
promulga con gran sabiduria, no bastan a convencerles. ?Que hacemos
contra tales gentes?
Fernando estaba ciego de furor al comprender adonde iban dirigidas las
embozadas alusiones del ministro. Era tan rastrero y cobarde, que, a
pesar de su ira, hablo para fulminar anatemas contra los que aun sonaban
con la restauracion del absolutismo.
--El atentado de esta noche se ha reprimido--dijo el ministro.--iQuiera
Dios que podamos impedir los que traten de perpetrar manana! Es preciso
buscar en su origen el remedio de este mal. Yo creo que el partido
exaltado no es el unico autor de estos desordenes.
--?Pues quien?--pregunto el Rey, que, a pesar de su cobardia, sintio
en aquel momento herida su dignidad, y se puso muyencendido.--?Quien,
Feliu?
--Senor, yo me encargare de averiguarlo, y propondre a V.M. los medios
de darles un ejemplar castigo. Se sabe que entre la juventud mas
acalorada se ingieren ciertas personas que jamas tuvieron nota de
liberales ni mucho menos. Dicen que esas personas trabajan continuamente
para llevar al pueblo a los excesos que lamentamos. Esas gentes, senor,
son, a mi modo de ver, los enemigos de V.M. Sobre ellos debemos dirigir
los ojos de la vigilancia y la mano de la justicia.
--Si--contesto Fernando con su acostumbrada hipocresia.--Si; hay
insensatos que juzgan que para mi hay gloria, hay dignidad fuera de la
Constitucion, y estoy dispuesto a castigar a esos con mas rigor que a
los freneticos demagogos. Energia, energia es lo que quiero.
--Senor, no tengo palabras con que abominar bastante la conducta de un
hombre muy conocido en Madr
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