cia del alboroto de aquella noche, estaba en
la mayor inquietud. A cada ruido que sonaba en la calle se incorporaba
con grande agitacion y sobresalto. Deciale Pascuala mil cosas divertidas
para distraerla, y a cada momento le contaba las estratagemas que tuvo
que poner en juego para que su Pascual no se echara a la calle, teniendo
que encerrarle en la casa y esconderle la escopeta en lo mas profundo
del sotano. El tabernero, que en realidad era un hombre pacifico, viendo
que le cerraban la puerta y le impedian ir a cubrirse de gloria en las
calles, se bebio lo mejor de su comercio, y sin hacer alborotos, porque
tambien eran pacificas las monas que cogia, se tendio en el banco y
empezo a roncar de tal modo, que parecia su voz una burla durmiente del
ronquido popular que sonaba en las calles.
Espero Clara toda la noche con mortal inquietud; paso una hora y otra
hora, y rezo todas las oraciones que sabia, sin olvidar las que le habia
ensenado dona Paulita. Su buen amigo no volvio hasta la manana. Cuando
ella vio que no estaba herido, que no le faltaba ningun brazo, ni media
cabeza, ni tenia en el pecho ningun tremendo, sangriento agujero, como
ella habia sonado con horror, se quedo tranquila y en extremo contenta.
--iSi vieras lo que he hecho esta noche!--dijo Lazaro, sentandose
fatigado y sin aliento junto al lecho.--He salvado la vida a mas de
veinte personas, los hombres mas esclarecidos de Espana. Iban a ser
villanamente asesinados esta noche.
--iJesus!--exclamo Pascuala, llevandose las manos a la cabeza.--iQue me
alegro de que mi Pascual no hubiera salido! Si sale, me lo asesinan.
--Una infernal maquinacion estaba preparada para matarlos en un sitio
en que estaban reunidos. Todo por ese hombre malvado ... iSi vieras
que tumulto!
--iAh, no salgas, por Dios!--dijo Clara.
--Es preciso salir. Se que tratan de prender a mi tio, que tratan de
hacerle justicia. Lo merece, es cierto; pero yo que hice cuanto pude
para impedir la realizacion de sus inicuos planes, tratare tambien de
salvarle a el. Es hermano de mi madre. Si avisandole que tratan de
prenderle se salva, y no le aviso, mi conducta es criminal. Es un
infame, con vergueenza lo confieso; pero si no impido su persecucion y su
muerte, tendre remordimientos toda mi vida.
La huerfana no pudo resistir un sentimiento de lastima y piedad hacia
aquel hombre excentrico que, sin dejar de ser su tirano, habia sido su
protector y el amparo de su ninez.
--Si, si;
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