resolucion irrevocable, poco me importa lo que ellas puedan decir o
hacer. Yo estoy decidida, Lazaro.
Y en vano buscaban sus ojos en el semblante del joven indicios de los
sentimientos que con tanta ansiedad le pedia. El hacia esfuerzos por
permanecer inmutable ante aquella santa mujer, agitada por las
alternativas de un arrebato mistico; y no sabiendo que decir, dio un
paso hacia la puerta.
--No--dijo la devota, deteniendole con mas fuerza. ?Marcharse usted? iQue
idea! ?Que va a ser de mi? iSola para siempre! La muerte lenta que me
espera es peor que si ahora mismo me matara usted ... iY decia que era
agradecido! Usted es la misma ingratitud. Siempre lo he creido. Hay
personas que no merecen recibir la mas ligera prueba de afecto. Usted es
uno de esos. Y, sin embargo, por una fatalidad que nos cuesta tantas
lagrimas, siempre van dirigidos los mas grandes tesoros de amor a las
personas que menos los merecen.
--No, por Dios; no me llame usted ingrato respondio Lazaro, viendo que
era ya imposible evadirse a las declaraciones que la teologa exigia de
un modo tan apremiante.--Yo no soy ingrato, y menos con usted, que tan
bondadosa ha sido conmigo.
--Si usted olvidara eso, seria el mas infame de los hombres. A pesar de
todo, siempre crei que no era usted tan malo como decian. Usted sera
bueno; la felicidad hace buenas a las personas. Yo tambien espero serlo
... iAh! ?No sabe usted en que he pensado? He tenido estos dias llena la
cabeza con unas ideas ... No lo puedo contar. ?Sabe usted? Pienso que
estoy destinada a largos dias de paz y felicidad, de que disfrutara
alguien conmigo.
--?Que es eso?--pregunto Lazaro, algo tranquilizado por la esperanza de
que aquella nueva idea apartaria la conversacion del fastidioso tema por
que habia empezado.
--Es--continuo la santa con una amabilidad forzada que la hacia mas
lugubre,--es que yo he pensado que no puede existir perfeccion mayor que
la que ofrece la vida domestica con todos los deberes, todos los goces,
todos los dolores que en si lleva la familia. iAy!, meditando sobre esto
he comprendido la esterilidad de mis rosarios, de mis rezos. ?Que estado
puede igualarse por su dignidad y nobleza al estado de la esposa, de
cuya solicitud penden tantas felicidades, la vida de tantos seres?
--Efectivamente, senora--dijo Lazaro muy confuso;--eso es cierto. Pero
las personas que, como usted, se elevan tanto por la meditacion y la
abstraccion; que se libran de las flaquezas
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