id; uno que ha tenido la osadia de usar,
profanandolo, el nombre de V.M. para disculpar sus horribles
maquinaciones. Ese hombre es mas criminal que los mayores asesinos, que
los mas rabiosos anarquistas; ese hombre corrompe al pueblo, corrompe a
la juventud exaltada; frecuenta los clubs ... Pero nada de esto seria
grave si no se atreviera a tomar en boca un nombre que aman todos los
espanoles como simbolo de paz y libertad. Ese hombre se llama Elias, y
es conocido por Coletilla en los clubs.
--Pues a ese y a otros como ese es preciso exterminarlos--dijo el Rey,
usando su palabra favorita.--Esa canalla es la que mas dano hace a mis
intenciones, extraviando la opinion del pueblo.
--Yo respondo, senor, que de esta vez hare todo lo posible para que ese
hombre no se escape. Ya otras veces se ha procurado prenderle; pero no
se como consigue evadirse de la Justicia, y pasea despues su cinismo por
todas las calles de Madrid, por todos los clubs. Esta vez no creo que se
nos escape. Ya daremos con el. Precisamente esta noche, Bozmediano, que
se hallaba en casa de Alava, me ha dicho que tuvo noticia del complot
pocas horas antes de haber sido intentado, por un sobrino del mismo
Coletilla, joven que el infame quiso poner al servicio de sus viles
propositos.
--Pues es preciso premiar a ese joven--dijo Fernando, empenado cada vez
mas en disimular la agitacion que le dominaba.
--Si, senor; es un joven de merito, segun me ha dicho Bozmediano, y muy
buen liberal. Antes de ocurrir este lance me lo habia propuesto para una
plaza de oficial en el Consejo de Estado, y lo he concedido.
--Bien; me gusta que se premie esa clase de servicios.
--Manana podre traer a V.M. un parte detallado de lo ocurrido esta
noche. Ademas, creo que el ministro de la Guerra no tardara, y el
enterara a V.M. de las precauciones que hemos tomado.
--?Esta noche?--dijo el Rey con hastio.
--Veo que V.M. quiere descansar. Por esta noche no hay nada que temer.
Puede V.M. reposar tranquilo.
--Bien; puedes retirarte.
Fuese el ministro, y es de creer que se fue satisfecho por haber dicho
cosas que solo en aquellos momentos de irritacion y sobresalto se
hubiera atrevido a decir al Soberano. Feliu era hombre timido, y es la
verdad que a su indecision se debieron muchos de los lamentables sucesos
ocurridos en aquel trastornado periodo.
Cuando Fernando se encontro solo abrio una mampara, y Elias, que estaba
oculto, se presento. La imagen del consejero a
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