ta
cubrir lo que faltaba. Inmenso baul alternaba con la cama, y a juzgar
por lo corroido del cuero y la suciedad acumulada entre el y la pared,
los ratones habian tomado por su cuenta la empresa de colonizar aquel
recinto. Adornaban las paredes algunos cuadros: el mas notable era un
trabajo de pluma hecho por el tio del cunado del abuelo de la vizcaina,
que habia sido insigne caligrafo, y toda la lamina estaba llena de
rasgos, lineas, letras raras, rubricas y floreos de pluma, trabajo
ilegible por ser tan excelente. Por otro lado pendia de la pared un
cuadrito de marco ex-dorado, que encerraba las habilidades juveniles de
la abuela de dona Leoncia, bordadora de lo mas fino. Al lado de estos
monumentos de familia estaban un par de figurines del Directorio y una
Virgen del Pilar, simplemente pegada en la pared con cuatro obleas.
Ramon echaba vino en un vaso que iba corriendo de mano en mano; el queso
fue distribuido, y el pan desaparecio en poco tiempo. Lazaro no se
mostraba parco en comer, porque la verdad era que tenia buen apetito y
se sentia desfallecer por momentos.
--Vamos, Ramoncillo--dijo el Doctrino--leenos un poco de esa tragedia
para llorar, que llamas _Petra_.
--?Que Petra ni Petra?--replico el poeta.--No seas barbaro: _Fedra_
querras decir.--Lo mismo me da Fedra que Pancrasia.
--Ya he dejado ese asunto ... eso no es nuevo. Ahora lo que conviene es
un asunto patriotico.--Eso me gusta.
--Al fin me decidi por los gracos.... Amigos, que hombres eran aquellos!
--A ver--dijo el Doctrino.--Leenos algo de esos grajos. Debe ser
cosa graciosa.
--Pero ven aca, loco--dijo Javier:--?por que no haces una tragedia de
cosas del dia en que salgan hombres como estos de ahora?
--No seas tonto--dijo el poeta riendo con la mayor buena fe:--ahora no
hay heroes.
--Majadero, ?pues como llamas a Churruca, a Alvarez y a Daoiz?
--Si; pero eso son heroes de casaca.
Ramon tenia talento y facultades de poeta; pero habia nacido en una
epoca funesta para las letras. El frio clasicismo agostaba en flor los
ingenios, que educados en la retorica francesa, y siguiendo los
principios del prosaico Montiano, del rigido Luzan, del insoportable
Hermosilla, no atinaban a utilizar los elementos poeticos que en aquel
tiempo nuestra sociedad les ofrecia.
El pueblo, alimentador de los teatros, no comprendia el alto ditirambo
de griegos y romanos; y al mismo tiempo, ningun poeta acercaba a poner
heroes espanoles en la escena. Na
|