forme, le ataban fuertemente de pies y manos, le acercaban a la
hoguera, le echaban en ella. En un momento de subito e indescriptible
horror sintio arder rechinando sus cabellos, consumidos en un segundo;
sus ropas en otro segundo. Rechino tenuemente el vello de toda su piel:
hirvio su carne con el chirrido intenso y discorde de todo cuerpo humedo
que cae en el fuego. Respira fuego, bebio fuego, se convirtio en fuego
sensible y animado con los dolores de su propia combustion. Quiso
gritar: la llama no conduce el sonido. Quiso huir: no tenia movimiento,
no tenia cuerpo, no era mas que una mecha. Quiso orar: no tenia
pensamiento; no era ya mas que una pavesa, una masa de ceniza. El viento
le desmoronaba: se sentia difundirse en el espacio ardiente, se quemaba
ya quemado. No era mas que humo: se consideraba subiendo en espiral
renegrida, y siempre quemandose, siempre quemandose y consumiendose;
difundido ya, aniquilado, evaporado, acabado... hasta que al fin
desperto, cubierto todo con el sudor de la agonia.
Desperto, porque un ruido de voces resonaba a su lado. La puerta de la
prision se habia abierto. Era la caida de la tarde. Un carcelero, que
traia una linterna, alumbraba y guiaba a otro hombre que venia a visitar
al preso. Este hombre era Coletilla.
CAPITULO XVIII
#Dialogo entre ayer y hoy#.
Elias se paro delante de su sobrino. Este balbucio algunas palabras, le
saludo de un modo incoherente, y le dijo al fin, despues de comenzar
muchas frases, que estaba seguro de tener delante a su buen tio; pero al
ver que este no le daba contestacion ni desarrugaba el ceno, se callo,
quedandose cabizbajo y lleno de vergueenza.
Por ultimo, el realista hablo.
--No debiera venir a verte, ni acordarme de ti. Mereces lo que te pasa.
No tengo lastima de tu miseria, y vengo a conocerte, nada mas que a
conocerte.
--Senor, yo...
Lazaro no encontraba, la formula de una explicacion. Coletilla sabia por
el abate don Gil lo que habia sucedido a su sobrino.
--Se por que te han puesto aqui. Un amigo que siguio tus pasos esta
manana me lo ha contado todo. Has levantado la voz en medio de una turba
de charlatanes, y te han cogido preso. La justicia te ha puesto donde
debieran estar todos los charlatanes.
Lazaro estaba cada vez mas confuso. Aquellas palabras, dichas cuando,
mas que reprensiones, necesitaba consuelo, concluyeron de abatirle.
Representosele el caracter de su tio como el mas aspero e inflexible que
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