ella, sin
embargo, habia gran naturalidad; y no es aventurado afirmar que en
ningun tiempo se cruzaron sus manos blancas y finas con menos
afectacion, a diferencia de aquellos crispamientos de dedos que usaba
tanto para acompanar y adornar sus peroraciones.
--Aqui no sera permitido que le hagan a usted dano alguno--dijo en el
tono de quien hace una importante revelacion.--No tema usted. Si ha
cometido alguna falta...
--?Falta?--dijo el joven con tristeza.
--?Pues no decian que era usted un gran pecador?
--iYo un gran pecador, senora!
--No sera tanto como dicen...--continuo dona Paulita, con una sonrisa
tan mundana, que no parecia puesta en boca de una santa.
---No--replico el joven con efusion;--no es tanto como dicen, es verdad.
Y si he de decirlo todo....
--Acabe usted--dijo la otra con mucho interes.
--Yo no se que falta he cometido--anadio Lazaro con melancolia.--Pero
si, faltas he cometido, no lo puedo negar....
--?A ver, a ver, que faltas?--pregunto con mucha ansiedad la
favorita de Dios.
--Le dire a usted...--repuso el, preparandose a confesar.
--Comprendo: algun extravio de joven. La juventud esta llena de
peligros, y los jovenes, si se les deja solos....
--Es verdad.
--Cuenteme usted. Yo quiero que usted se corrija. Tal vez la falta es
mucho menos grave de lo que usted mismo piensa. Tal vez no pasa de ser
una ligereza trivial dijo con mas ansiedad e interes Paula.--Digame
usted; yo le dare consejos.... Cuenteme usted.
Lazaro permanecio pensativo un instante, y ya abria la boca para
formular una contestacion o una excusa, cuando Elias se presento en la
puerta. La devota se turbo un poco; pero un momento le basto para
reponerse. El realista se quedo muy sorprendido al ver a la dama y al
observar los restos del almuerzo, mientras su sobrino se avergonzaba de
haberlo probado.
--Pase usted, senor don Elias--exclamo ella con su uncion
acostumbrada;--pase usted: aqui estoy suplicando por amor de Dios a su
sobrino que no le de mas disgustos. iOh! Pero el se va arrepintiendo ya
de los errores de su juventud. ?Que extrano es que la juventud peque,
entregada a si misma, sola por espinosos caminos? Le estoy recomendando
la moderacion, la cortesia, la prudencia. Pero veo que usted se admira
de que le haya traido de comer. iAh! confieso mi falta. Pero no he
podido resistir los impulsos de la compasion. He sido debil; no he
nacido para el rigor, y confieso que no tengo caracter, como debiera
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