haya podido verte, segun me han dicho.
--Pero me vera, me salvara. Yo no necesito de usted.
--Si necesitas de mi. Tengo esa vanagloria, unica recompensa del grande
amor que te tengo--dijo Bozmediano con expresion clarisima de verdad.
--Pero si yo no le quiero a usted ni le puedo querer. No le he visto mas
que dos veces, y eso sin mi licencia.
--Ese poco tiempo ha bastado para que te quiera yo.
--Yo se lo agradezco a usted; pero cuando se vaya dijo la huerfana.--iQue
modo tan raro tiene usted de favorecerme, asustandome de esta manera y
comprometiendome! iAh! Vayase usted, por Dios. Van a llegar y le van a
ver aqui. iJesus, que hombre!
--No vendran. La procesion es larga.
--?Pero si viene el?
--?Quien es el?
--El viejo.
--Ese primero muere que venir.
-?Pero si le ve a usted la vecindad? Y, sobre todo, aunque no le vean
... Yo no quiero que este usted mas tiempo aqui; no le quiero ver.
Clara estaba tan consternada y era tan resuelta su actitud, que
Bozmediano empezo a dudar del exito de su aventura, y estuvo un
rato indeciso.
--Clara--prosiguio sentandose con familiaridad,--tu no me conoces. No
sabes de lo que yo soy capaz. Yo soy capaz hasta de sofocar mis
sentimientos haciendo por tu felicidad el sacrificio de la mia. Tu no me
conoces, ni aciertas a juzgarme, ni ves en esta empresa que acometo otra
cosa que una intencion danada y vil. Si viera junto a ti a alguna
persona capaz de sacarte de esta miseria, no me opondria a que me
dijeras, como me has dicho, que no me quieres ver. Yo dejaria entonces a
otro el orgullo de quererte y hacerte feliz; pero esto no es posible. Tu
situacion es tan desesperada, que quiero salvarte a pasar tuyo,
arrostrando hasta tu ingratitud, que es lo que mas temo. Si me ves aqui,
es porque nadie existe en esta casa que pueda ampararte.
--Bien: yo lo agradezco, senor caballero; pero dejeme usted. iAy! Si
Lazaro sabe que ha estado usted aqui....
--Si lo sabe, nada le importa. El no piensa mas que en politica; ni en
aquella cabeza hay la discrecion y la astucia que tu necesitas para
salir de aqui. En aquel corazon no caben mas que las desenfrenadas y
vulgares pasiones del pueblo, capaces tal vez de un hecho notable, pero
inutiles para consolar a un ser debil y delicado.
--Si, el me salvara: yo lo se--repitio Clara un poco menos asustada y
mas triste.--No, no lo esperes.
--Si, lo espero. ?Por que no lo he de esperar? ?Por que me dice usted
eso? ?Que sabe uste
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