uese la
sastra, y las dos arpias se miraron cara a cara, comunicandose
mutuamente su respectiva bilis.
Es indispensable apuntar que en su afan de llegar pronto a donde estaba
Clara, se aturdieron, sin poder tomar la puerta, y al fin chocaron una
con otra con gran confusion.
--Mujer, que me echas al suelo--dijo una.
--Mujer, que cosas tienes--gruno la otra.
Entraron en el cuarto donde estaba acostada la devota ... Esta reposaba
tranquilamente, pero no dormia; tenia clavados los ojos en el techo con
muestras de meditacion profunda. Sentada junto a la cama estaba Clara,
que hacia de enfermera y acompanante de la santa. Cuando las dos
Porrenas entraron, Clara les conocio en las caras que se preparaba una
escena terrible. Asustose mucho, y se acerco mas al lecho, como buscando
un refugio al lado de la sagrada persona de dona Paulita.
--iNina!--dijo Paz con la lengua turbada y muy alterado el rostro.--Ya
sabemos todas las infamias de usted. Merece usted ir a la carcel por
comprometer la honra de una casa como esta. Si no temiera rebajar mi
dignidad....
--Senoras--murmuro Clara temblando,--?pues yo que he hecho?
--?Pues yo que hecho?--dijo, remedandola con gesto grotesco,
Salome.--Miren la hipocrita, ique monstruo, Dios mio! Paula, no te
asustes--anadio, acercandose a la cama;--no nos des un nuevo disgusto.
Ya sabemos que clase de persona hemos recibido en nuestra casa.
--Todo se ha descubierto, nina--continuo Paz--Ya no nos enganara usted
mas con su cara de mosquita muerta. Pero ique atrevimiento, que
iniquidad! Debiera usted morirse de vergueenza.
--Senora, yo no se de que habla usted--dijo Clara, perdiendo por
completo la serenidad.
--iInsolente! Y aun se atreve a disimular, despues de tanta
desvergueenza. ?Cree usted que esta tratando con personas como usted?
iMiren la necia! tan necia como perversa. Ahora mismo va usted a salir
de esta casa.
El primer sentimiento de Clara al oir esto, fue una repentina alegria.
iSalir de alli! Ya habia perdido esa esperanza. Pero la situacion
aquella no era para alegrarse. Pronto lo conocio, y espero resignada el
fin de su sentencia.
--Dile, dile la causa--indico Salome, afectando gran respeto al
procedimiento.
--La causa bien la sabe ella--dijo Paz;--pero no puedo contener la
colera. De veras digo que si no fuera porque soy persona ... ique
horror! La causa es ... no te asustes, Paula; la causa es que mientras
nosotras salimos de casa a alguna visita, se en
|