muy desgraciada.
Solo estando muy cerca de ella, como estaba el sobrino de Coletilla en
aquel momento, era posible oir aquellas palabras.
--iSoy muy desgraciada!--repitio con un rumor debil, sordo, apagado,
como esos murmullos de rezo que turban en las horas de tranquilidad el
profundo silencio de las catedrales.
--?Que mayor consuelo--dijo Lazaro,--que vivir con el espiritu en
regiones de paz, donde no hay infamias ni perfidias? Elevarse con
exaltacion y amor, disfrutar con toda pureza de las dulzuras de una
comunicacion con Dios, y vivir orando, confiada en el pago de tanto
amor, en la gratitud infalible del objeto amado. iOh, que felicidad!
El joven aragones tenia tan ocupado el animo con sus propias amarguras,
que no atendio; con la observacion y la curiosidad que el caso exigia, a
las raras senales de alteracion fisica y moral que otro menos abstraido
hubiera visto en la santa y edificante faz de dona Paulita.
--iVivir en la oracion!--continuo.--iVivir orando con los ojos del alma
fijos en el eterno y leal amor! iRepetir incesantemente su nombre y sus
alabanzas! iEso si es felicidad!
--No--dijo del mismo modo la mujer perfecta;--yo no rezo, yo no
puedo rezar.
--iAy!--exclamo el.--Eso lo dice usted porque en su modestia le parece
que aun no es bastante perfecta. Si usted conociese la miseria de otros,
comprenderia a que inmensa altura se halla sobre los demas.
La devota bajo los ojos, y con gran melancolia y tierna voz dijo:
--?Y que miseria hay mayor que la mia?
--Es usted demasiado buena. Todo el mundo sabe muy bien que usted es
una santa, una verdadera santa.
--?Quiere usted que le haga una confesion?--dijo Paula, mirandole como
se mira a un confesor.--Pues yo tambien lo crei; yo tambien crei que era
una santa; pero ya no lo creo.
--iAh!--exclamo Lazaro:--yo no necesito que nadie me diga lo que usted
es para saberlo. Yo mismo lo he comprendido. Cuando una criatura tan
perfecta ha descendido hasta mi para defenderme y disculpar mis faltas,
es indudable que no es como los demas. Yo me veia acosado por todas
partes, me trataban todos aqui con acritud o menosprecio. Usted sola
alzo la voz, y la ha alzado varias veces despues en favor mio, para
decir que no era yo tan malo como creian. ?cree usted que yo he
olvidado, que podria, olvidar eso? No, senora. Yo sere todo lo que
quieran; pero no soy ingrato. Yo tendre siempre grabadas en mi memoria
las palabras que usted ha pronunciado en defensa m
|