uas jerarquias. Se habian conocido
en el locutorio de las Gongoras, en cuyo convento existia una monja
perteneciente al linaje de los Entrambasaguas. La amistad de las
Porrenas y don Silvestre y su hermana llevaba ya cuatro anos de mutuas
cortesias, de mutuas formulas urbanas y de confianzas decorosas.
Tomaron asiento las tres, y enteraron a sus amigos de quien era aquel
joven que _decorosamente_ las acompanaba. Maria de la Paz, en su afan de
decirlo todo, expuso, con su lucidez acostumbrada, que aquel caballerito
habia estado en el camino de la perdicion a causa de las malas
companias; pero anadio que ellas le protegian, y esperaban lograr
traerlo al buen camino.
--?De donde eres, muchacho?--dijo el padre, que era muy brusco, muy
francote, y trataba de _tu_ a todo el mundo.
--De Ateca, en Aragon.
--?Ateca? iBuena tierra! iBuenos torreznos! iBuena fruta!... ?Y no
estudias, hombre, no estudias?
--Si, senor: estudio para abogado.
--iBueno esta eso!--dijo el clerigo con risa brutal. iAbogado! ?De que
sirve eso? ?Por que no estudias Teologia y Canones?
--Algo de eso estudie en Zaragoza.
--iZaragoza! iBuena tierra! Buen carnero, buen lomo; pero no como en mi
tierra, en Extremadura ... porque yo soy extremeno. Dime, ?por que no
has estudiado para cura?
--Porque no tengo vocacion para esa carrera.
Dona Paz hizo un gesto de sorpresa y reprobacion, como si el joven
hubiera dicho una gran irreverencia. Despues, acumulando en su rostro
todos los rasgos de desden y acritud de su gran repertorio, dijo:
--iAh! senor don Silvestre, con mucha razon le sorprenden a usted los
despropositos de este joven; pero no tiene usted en cuenta que ha
vivido hasta hace poco en el mas lamentable extravio. Ya se corregira;
hay una persona que ha tomado a cargo su educacion, y creemos que
lograra el intento.
--iQue no tenia vocacion!--exclamo Entrambasaguas con voz de
trueno:--eso es una irreverencia.
El estudiante bajo los ojos aturdido o indignado. Despues miro como
unico consuelo a la devota, por ver si, como otras veces, salia a
defenderle; pero la devota, que miraba tambien con atencion
contemplativa, pensaba en otra cosa que en defenderlo.
--Mi senora dona Paulita--dijo el clerigo dirigiendose a la _rosa
mistica,_--?sabe usted que he leido el libro _De albigensium
erroribus_, y estoy conforme con lo que dice el Padre Paravicino, que
_pietas in pietate contra ecclesia nulla contemnere pios?_ ?Que le
parece a usted
|