parecia dispendiosa, y elogio la sobriedad como
fundamento de todas las virtudes.
Despues se rezo un poco, y las senoras se retiraron. Maria de la Paz
habia adquirido en el periodo de la decadencia el habito de dormir la
siesta, y ya durante los ultimos _Agnus Dei_ del rezo estaba haciendo
cortesias con los ojos cerrados. Lazaro subio con el mayor desconsuelo,
por no haber logrado tampoco aquella vez el objeto de su constante afan.
Aventurose a bajar sin ser visto de su tio, recorrio lleno de zozobra y
ansiedad el pasillo; pero nada consiguio. Todo estaba cerrado y en
silencio, y sin duda los habitantes de la casa estaban sumergidos en el
agradable sopor de la siesta o en el letargo espiritual de la
contemplacion religiosa. Solamente Batilo, el melancolico perro, que
habia perdido los habitos de su raza y no sabia ni ladrar, estaba
paseando su hastio por el comedor, rasgunando de vez en cuando la puerta
de un armario, donde probablemente yacian los exiguos despojos de la
carne servida en la mesa aquella tarde.
Subio Lazaro desesperado, pero al ver a su tio medio dormido en un
sillon, no pudo resistir a la influencia letal que en todos sus
habitantes ejercia aquella region del fastidio; preparose tambien a
dormir, y se tendio en su cama. No habian pasado diez minutos, cuando
sintio fuertes campanillazos en el piso de abajo, y despues la voz de
Salome unida a otras voces de hombre, entre las cuales creyo reconocer
alguna. Levantose y se asomo a la escalera.
Eran cuatro personas que le buscaban, y la dama las dirigia al piso alto
con muy mal humor. El joven reconocio entre aquellos a su amigo Alfonso
y al Doctrino. Estos y otros dos, que Lazaro no habia visto nunca,
subieron. Coletilla les habia sentido en su sueno de lechuzo, y
despertando subitamente se adelanto hacia la puerta.
--iHola, ustedes!...--exclamo de repente; pero mudando de tono en un
instante brevisimo, dijo con afectada frialdad o indiferencia:--?Que se
les ofrecia a ustedes?
Como Lazaro estaba puesto de espaldas a su tio, no vio que este; puso el
dedo en la boca e hizo una imperceptible sena al Doctrino. Despues dijo
haciendo un esfuerzo para aparecer complaciente:
--Ya comprendo: ustedes venian en busca de mi sobrino.
El joven estudiante temblo al pensar cuanto irritaria a su protector
verla en compania de aquellos exaltados.
--?Por mi?--pregunto, estrechando la mano de su amigo.
--Si--contesto el Doctrino, que comprendia lo que debia
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