y
triste, permaneciendo quieta y como abstraida; que luego le daba una
especie de acceso de despecho, crispaba los nervios y cerraba los ojos,
erguia el cuello y parecia atenta a ruidos lejanos, no escuchados de
otro alguno. Aun hay mas: si Clara no hubiera tenido el rostro tan
inclinado sobre la costura como de ordinario, habria reparado que la
devota se levanto, y acercandose a un pequeno espejo de cristal de roca
(obra admirable del siglo XVII, adquirido en Venecia por el undecimo
Porreno), se estuvo mirando por espacio de tres minutos con singular
atencion. Hay pruebas irrecusables de que jamas en ningun tiempo habia
reflejado la historica superficie de aquel espejo la faz de la dama.
Tambien sabemos que aquella no era la primera vez que se miraba; que la
noche anterior y el dia anterior se habia mirado tambien, observandose,
sobre todo por la noche, con gusto y calma. Es indudable que medio
cerro los ojos para verse no sabemos con que grado de luz, y que
recogio despues los labios, mostrando a la curiosidad insaciable del
cristal lisonjero las dos blancas y nacaradas filas de sus hermosos
dientes. Este fenomeno nos ha obligado a trabajar mucho para descifrar
ciertos misterios, cuyo conocimiento es necesario para la continuacion
de esta historia.
En el otro cuarto, Maria de la Paz y Salome habian exhumado de las
profanas gavetas unas vetustas vestiduras de seda valenciana, que habian
sido en mejores tiempos elegante ornato de sus personas. Suspendieron en
sus cabezas sobre solidisimas peinetas la mantilla negra de pesados
encajes, y Paz abrio una pequena caja de carton en figura de ataud, que
aun conservaba el perfume fiambre de las guanterias de 1790, y de esta
caja saco un abanico de doscientas varillas que, al desplegarse como la
cola de un pavo real, hacia mas ruido que una perdigonada. Salome se
colgo en la muneca de la mano izquierda un ridiculo, donde puso, ademas
de sus espejuelos, un frasquito de esencia y otras baratijas.
--?Y dejamos aqui a ese joven?--dijo Paz, mirando a su hermana
con estupor.
--?Como? No es posible--contesto la del ridiculo con espanto.--Si queda
Clarita en casa....
--iQue horror! Hay que llevar con nosotras a ese joven....--Pero
?que diran?...
En esto entro la devota. Elias andaba por alli cerca.
--iQue diran si llevamos con nosotras a ese joven!...--continuo Paz.
--?A ese joven? ...--repitio Paulita.
--Si: ?que diran? iJesus!--exclamo Salome.
--Nada diran--manife
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