ofunda melancolia.
En cambio la otra parecia muy inquieta, contra su costumbre.
El observador hubiera visto moverse sus labios, deletreando en silencio
la lectura mistica, mientras dirigia con subita mirada los ojos hacia la
puerta, los tornaba en derredor, miraba a Clara sin fijeza, y, por
ultimo, se quedaba con la vista fija en el espacio, como cuando nos
abandonamos a la contemplacion de lo que no esta junto a nosotros ni
donde estamos nosotros. A veces parecia prestar atencion a algo que
pasaba fuera del cuarto; salia, se paraba en la puerta poniendose en
escucha, volvia a entrar, se sentaba de nuevo, cogia el libro santo,
leia un poco, pasaba con la vista hojas enteras, miraba a Clara,
murmuraba un rezo, cerraba el _in folio_, lo volvia a abrir, y asi
sucesivamente. Sin duda su espiritu vagaba sobre San Juan Crisostomo,
sin penetrar, como de costumbre, en las entranas de la teologia.
--Clara--dijo despues de meditar un momento,--Clara, ?sabes que me
parece que el cuarto donde se ha puesto al sobrino del senor don Elias
es un poco estrecho?
--?Estrecho?--dijo Clara, afectando indiferencia.--No: para un
hombre solo....
--iAh!--exclamo la devota.--iComo se pervierte la juventud del dia!
Porque un joven como ese, que parece tener buenos instintos ... ?No?
--Si--contesto la otra sin levantar la cabeza.
--?Usted no le conocia antes?
Clara, que queria guardar la mas absoluta reserva, se decidio a decir
una mentira. Se avergonzaba de una denegacion; pero en aquellas
circunstancias y en aquella casa, la verdad no solo la avergonzaba, sino
que le daba miedo. Asi es que dijo:
--?Yo? No....
--Es una lastima que se perviertan jovenes asi. iAh! Pero no faltaran
buenas almas que oren por ellos y les ayuden a salir de la miseria. ?No?
--Es verdad--contesto Clara.
--Y cuando se tiene buen fondo como ese joven, es cosa facil. iAh! Pero
usted me dijo que estuvo en el pueblo de donde es ese joven, ?No estaba
el alli entonces?
Clara, que no tenia costumbre de mentir, se vio muy apurada con aquella
pregunta; pero evocando toda la poca malignidad de su caracter, se
domino y mintio otra vez diciendo:
--No, no estaba.
--Y alli, ?que decian de el?--pregunto la devota, abriendo a San Juan
Crisostomo.
--?Que decian?--contesto la huerfana, mirando la labor lo mas de cerca
que le era posible.--Decian que era un joven muy leal, muy generoso, muy
bueno y de mucho talento.
--Si, ya se conoce que es un joven de
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