as_.iNoble caracter!
Despues, la amistad del Rey le ha elevado a puestos muy altos; y para
probar su merito, baste decir que el fue quien descubrio la
conspiracion de Porlier. Despues del 20 se ha hecho enemigo de la
Constitucion, lo cual es digno de alabanza, porque de otro modo hubiera
perdido su prebenda. Pero nada de esto hace al caso, sino que predica
manana, y que esta tarde tenemos Completas, en que cantan los tiples de
Avila y el padre Melchor, franciscano de Segovia. Manana oficiara el
reverendo obispo do Mechoacan, y por la tarde habra procesion, a que
asistira la Cofradia del Paso, la del Santo Sudario, y tambien iran los
ninos del Hospicio.
--iAy, don Gil!--exclamo con acento de profundisimo desconsuelo Maria de
la Paz,--?Como se atreven a sacar los santos a la calle con estas
cosas? Mas querran ellos estarse en sus casas que no salir a ver todas
las iniquidades que cometen los hombres.
--Puedo asegurar a usted--dijo el abate con sonrisa diabolicamente
ironica--que no se han quejado, ni se quejaran por el paseo. Lo mejor de
la procesion es la comitiva que tenemos organizada. Iran catorce
virgenes vestidas de blanco, con coronas de rosas, velos, escapularios,
y cirios en las manos.
--Esas comitivas--dijo con muy mal humor Maria de la Paz--no me hacen
gracia. iEs una cosa tan mundana! Alli van los hombres solo por ver a
las muchachas; y las muchachas que hacen de virgenes, van solo a que las
vean, y en lo menos que piensan es en los santos y en Dios. Esas son
cosas de Francia, senor don Gil. Antes no se usaban aqui semejantes
inmoralidades, y dia vendra en que se acaben costumbres tan
escandalosas.
El timbre nasal de la voz de dona Paulita, que se hallaba en la
habitacion inmediata, resono en la tala, trayendo la opinion de la
santa, que no por estar rezando dejaba de prestar atencion a cuanto en
la sala se decia.
--iAh!--exclamo, alzando la voz para poder ser oida por don Gil--no me
nombren esas procesiones de virgenes mundanas. iQue virgenes seran esas
que salen con coronas de rosas y cirios en las manos! Una vez vi eso, y
me entro tal grima, que tuve que confesarme en seguida de la colera que
me habia dado. No me nombren eso. iQue escandalo, Dios mio! iA donde
iremos a parar asi!
--Pues, senoras--manifesto don Gil, respirando fuerte, como si con el
aliento adquiriera la fuerza que contra tantos y tales enemigos
necesitaba:--yo, senoras, respetando la opinion de ustedes, encuentro
que esas pro
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