persona a quien
debia su libertad.
--Vamos--dijo Bozmediano con cierta vocecilla impertinente.--Bien sabe
usted lo que quiero decir. No es necesario pronunciar fu nombre. Es
natural que se haga usted el desentendido. Como halaga tanto su amor
propio el ser querido por persona de tanto merito.... No sea usted
ingrato, joven, que ella no lo merece.
--No se lo que quiere usted decir--manifesto Lazaro en el tono de un
examinado desaplicado que se hace repetir la pregunta por retardar la
contestacion que no sabe.
Bozmediano hablo mas; pero vino a decir lo mismo. A Lazaro le parecia un
agravio inferido a Clara el publicar su afecto, el depositar tan honesta
y delicada confidencia en el conocimiento de un intruso, si, porque
Bozmediano era un intruso, que se habia metido a darle libertad sin que
nadie se lo pidiese.
--Bien sabe usted a quien aludo--dijo Claudio, dandole una palmada en el
hombro con llaneza y confianza;--pero como usted esta tan orgulloso con
ser novio de esa joven, se da usted ese tono.
--iOh! no--replico el sobrino de Coletilla avergonzado.--La verdad es
que no se quien es esa persona que usted dice.
Bozmediano estrecho la mano del joven aragones y le hizo muchos
ofrecimientos y protestas de amistad. El otro estaba tan aturdido, que
lo contesto mal y con poca cortesia.
--Se donde usted vive--dijo Claudio retirandose:--nos veremos. Y si no
en la _Fontana_, a donde voy con frecuencia.
Y se separo. Cuando estuvo a alguna distancia, Lazaro sintio impulsos de
correr hacia el para darle las gracias con mayor respeto; pero en el
luchaban el orgullo y los celos. Le dejo marchar sin decir nada.
Bozmediano iba diciendo entre si con mucha satisfaccion:
--Muy vulgar, muy vulgar....
CAPITULO XXII
#El "via crucis" de Lazaro#.
Lazaro continuo andando sin direccion fija. Su brusca y misteriosa
salida de la carcel, el conocimiento de Bozmediano y el aturdimiento
producido por sus palabras, le impidieron por algun tiempo darse clara
cuenta de su dificil y rarisima situacion. Pero cuando se vio solo y
anduvo un buen rato, empezo a comprender que no tenia a donde ir, ni a
quien dirigirse, ni con quien vivir. Las palabras dichas por el viejo no
le dejaban duda respecto a su caracter. Era un realista fanatico, un
ciego amante de la tirania. Con los ojos encendidos de colera y el habla
venenosa y fuerte, le habia dicho que no fuera a su casa mientras no
cambiara de ideas, ?Que hacer? Era
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