e he dicho? ... yo--balbucio Clara muy
turbada.--Una mujer ... si se casa.... ?Pero casarse es ofender a Dios?
--No, senora, no--contesto la matrona:--el matrimonio es cosa muy
principal; sin matrimonio no habria mundo. Pero lo que extranamos es ver
a una mozuela de diez y siete anos pensando solo en casarse.
Pero si yo no he pensado....
--No me interrumpa usted, nina ... ipensando en casarse!... ?Que locuras
no hara quien a esa edad no piensa mas que en el matrimonio? Asi se
comprende que sea usted tan amiga de los hombres ... que los busque.
--Senora, yo no he buscado a ningun hombre--dijo la muchacha con
angustia.
--Todo lo sabemos; peso se equivoca usted si piensa que aqui vamos a
tolerar sus trapicheos.
El corazon de Clara se lleno de amargura al oir aquellas palabras; no se
pudo contener, y rompio a llorar.
Las tres manifestaban horrible crueldad en martirizarla. No podemos
explicarnos esto. ?Era tal vez efecto de la reconcentracion y sequedad
de espiritu producidas por la falta de trato con las gentes, por falta
de amor y de los goces de la vida? Sin duda las tres momias no podian
sufrir en calma que hubiera en alguna persona aspiraciones a la
felicidad.
Dona Paulita, que ya tenia la palabra en la nariz para reprender a
Clara, se conmovio al verla ulcerar, y la tranquilizo diciendole:
--La Magdalena peco y fue perdonada. Lo que ahora le falta a usted es un
sincero arrepentimiento.
--?Pero de que me he de arrepentir?--dijo Clara sollozando.
--iJesus! ique tono tan del dia y tan ... liberal!--exclamo Salome,
creyendo decir una gracia.
--El orgullo que usted ha manifestado en esa pregunta no tiene
disculpa--dijo Paz con desden.
--Cuando dicen las personas mayores que usted ha faltado...--anadio la
otra,--ellas sabran por que lo dicen, y usted no tiene que hacer mas que
conformarse y callar.
--Pero iay! yo no se en que he podido faltar.
--Cuando a usted se lo dicen, sus razones habra para ello.
--Pero si tengo la conciencia tranquila.
--Mas tranquila queda no replicando cuando los superiores dicen una
cosa.
--La autoridad, nina--exclamo Paz,--la autoridad es necesaria... Ya nos
ha mostrado usted suficientemente la influencia fatal que en usted han
producido las ideas del dia. El orgullo satanico, al rebelarse contra
los superiores; el contradecir... Esto es insoportable. De este modo
camina la sociedad a su ruina. Pero nosotras le traeremos a usted al
buen camino.
--Por de
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