o mistico de pura escuela toledana ocupaba el centro de la sala
al lado del decimo cuarto Porreno (padre feliz de dona Paz), pintado por
Vanloo. Este gran cuadro representaba, si no nos engana la memoria, el
triunfo del Rosario, y era un agregado de pequenas composiciones
dispuestas en elipse, un cada una de las cuales estaba un retrato de un
fraile dominico, principiando por _Vicenzius_ y acabando por
_Hyacinthus_. En el centro estaba la Virgen con Santo Domingo,
arrodillado; y no tenia mas defecto sino que en el sitio donde el pintor
habia puesto la cabeza del santo, puso la humedad un agujero muy profano
y feo. Pero a pesar de esto, el lienzo era el _Sancta Sanctorum_ de la
casa, y representaba los sentimientos y creencias da todos los Porrenos,
desde el que perecio en Andalucia con Lope Diaz, hasta las tres ruinosas
damas, que en la epoca de nuestra historia quedaban para muestra de lo
que son las glorias mundanas.
En el cuarto de la devota ... (lo describimos de oidas, porque ningun
mortal masculino pudo jamas entrar en el) habia una Santa Librada,
imagen de quien era especial devoto y fiel ahijado el tercer Porreno
(1465). Con los anos se le habia roto la cabeza; pero dona Paulita tuvo
buen cuidado de pegarsela con un enorme pedazo de cera, si bien quedo la
santa tan cuellitorcida, que daba lastima. Junto a la cama (pudoroso y
casto mueble que nombramos con respeto) estaba el reclinatorio, al cual
no se acercaban ni sus tias. Sobre el se erguia un hermoso Cristo de
marfil, desfigurado por un faldellin de raso blanco, bordado de
lentejuelas, y una cinta anchisima y un amplio lazo que de los pies le
colgaba. El reclinatorio era una bella obra de talla del siglo XVI; pero
un carpintero del XIX le habia anadido para componerlo varios listones
de pino, dignos de un barril de aceitunas. El cojin donde las rodillas
de la santa se clavaban por espacio de cuatro horas todas las noches era
tan viejo, que su origen se perdia en la obscuridad de los tiempos; su
color era indefinible: la lana se salia a prisa por sus grandes roturas.
Todas estas reliquias, recuerdo de pasadas glorias, de instituciones, de
personas, de dias pasados, tenian un aspecto respetable y solemne. Al
entrar en aquella casa y ver aquellos objetos deteriorados por el
tiempo, bellos aun en su miseria, el visitador se sentia sobrecogido de
estupor y veneracion. Pero las reliquias, las ruinas que mas impresion
producian, eran las tres damas nobles y deteri
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