stia, poca elegancia, y ninguna presuncion con que
vestia, era indudable que un mundano topografo, llamado a medir las
formas de aquella santa, no se hubiera encontrado con tanta falta de
datos como en presencia de su ilustre prima la acartonada Marta Salome.
Conocida esta trinidad ilustre, conviene recordar algunos antecedentes
historicos. Alla por los anos de 1790, los Porrenos eran muy ricos,
tenian gran boato y gozaban de mucha preponderancia en la Corte.
Entonces Paz tenia diez y nueve anos, y era tan fresca, robusta y
coloradota, que un poeta de aquel tiempo la comparo a Juno. Decian sus
primas por lo bajo que era muy orgullosa, y su padre el decimocuarto
de los Porrenos, aseguraba que no habia principe ni duque que fuera
digno de aquella flor. Estuvo arreglado su casamiento con un joven de
la ilustre casa de Gaytan de Ayala; pero acontecio que el tal no gusto
de Juno, y la boda fue un sueno. Es imposible pintar el dolor que tuvo
la infeliz cuando Maria Luisa, hallandose una noche en casa de la
duquesa de Chinchon, se permitio hacer, con su acostumbrada malicia,
algunas apreciaciones un poco picantes sobre la gordura y redondez de
nuestra diosa.
Esto no fue, sin embargo, obstaculo para que, pasados cuatro meses, se
ajustaran las bodas de Paz con un caballero irlandes que estaba en la
embajada inglesa. Pero el diablo, que no duerme, hizo que ocurrieran a
ultima hora algunas dificultades: el decimocuarto Parreno era cristiano
muy viejo y muy temeroso de Dios; y cierto fraile de la Merced, que
frecuentaba la casa y tomaba alli el chocolate todas las noches, dio en
probar, con la autoridad de San Anselmo y Origenes, que aquel
caballerito irlandes era hereje y poco menos que judio. Alarmose la
susceptible conciencia del Marques, y despues de echarle un sermon
consolatorio a Paz, esta se quedo sin marido, con la triste
circunstancia de que se ponia cada vez mas gorda, y ni bajandose el
talle podia disimular aquel mal. Por ultimo, en Diciembre de 1795, Paz
se caso con un pariente viejo y fastidioso, que cometio el singular
desproposito de morirse a los siete dias de casado, dejando a su mujer
mas gruesa, pero no en cinta. Por la rama femenina los Porrenos se
quedaron sin sucesion, lo cual hacia que el viejo Marques, en sus
accesos de melancolia, se pusiera a llorar como un nino, presagiando el
triste fin y acabamiento de su gloriosa casa.
Entonces murio el viejo: heredole su hijo don Baltasar, padre de Salome;
y co
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