sus protectores.
--Estas ideas del dia--anadio Paz,--lo invaden todo, nina. No extrano
que le haya alcanzado a usted su influencia pestilencial. Ya no hay
religion: los hombres corren desenfrenados a su ruina; y si Dios no se
apiada, se acabara el mundo. Pero en alguna parte se conservan los
sentimientos de honradez y pudor. Haga usted cuenta, nina, que ha dejado
un mundo de cieno para entrar en otro mas perfecto. Dios ha iluminado a
su buen protector para que la ponga entre nosotras, que la libraremos de
la influencia infernal de las ideas del dia.
Y siguio disertando sobre las ideas del dia con argumentos tan fuertes
y tal vehemencia de estilo, que Clara sintio picada su curiosidad; alzo
los ojos y se puso a mirar con asombro la efigie porrenana, de cuya boca
salia elocuencia tan terrible.
--iUsias son tan buenas!... son las unicas personas que pueden ofrecer
algun consuelo entre las borrascas del dia--dijo Coletilla con voz menos
aspera que de ordinario, pues solo era afable tratandose de las
Porrenas.--Usias le haran comprender lo que han sido y lo que son
todavia, porque aunque esto se ha desquiciado, aun quedan personas de
aquel tiempo tan grandes y nobles como entonces. Clara, haz cuenta que
habitas con las mas dignas y elevadas senoras de la grandeza espanola,
que, al par de la virtud, atesoran todas aquellas prendas del alma que
distinguen a ciertas personas del bajo vulgo a que nosotros
pertenecemos.
Maria de la Paz Jesus se irguio con toda la gallardia de que era capaz;
respiro y miro a un lado y otro con majestad perfectamente regia. Salome
miro con angustiosa calma las colgaduras remendadas y raidas, los
muebles desvencijados y rotos. Dona Paulita dio un suspiro mistico, y
continuo en silencio.
Coletilla, cuando emitio tan gran pensamiento, se levanto y se fue,
despues de saludar a las damas y hablar algo en voz baja con la mas
vieja de las tres. Clara le miro partir, y aquel hombre, que le habia
inspirado tanto miedo, que habia sido siempre un tirano para ella, le
parecio un angel tutelar que la abandonaba en tales momentos. Sintio
impulsos de correr a abrazarle para salir con el; le miro en silencio, y
cuando se hubo marchado observo a las tres viejas con terror, y dos
lagrimas de desconsuelo y angustia corrieron por sus mejillas.
--No llores, nina--dijo Salome:--esos sentimientos que manifiestas por
tu bienhechor son saludables; pero ?de que valen esas lagrimas tardias,
despues de haber abus
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