lo se hacen lanchas y alguna goletilla de poco
tonelaje.
El actual dueno del astillero es Shempelar. El astillero no es muy
complicado; consta solamente de dos barracas negras, formadas por
maderas de barcos desguazados y de una rampa con un carril en medio.
Ordinariamente se calafatea y se hacen composturas. Cuando hay trabajo
nuevo, Shempelar disfruta; saca sus compases y alli se esta, dibujando
las piezas de un barco, sin levantar cabeza. Si se le pregunta que tal
va la obra, dira que mal, porque Shempelar es un _dilettanti_ del
pesimismo.
Concluye el maestro de dibujar las piezas, y entonces los carpinteros de
ribera comienzan a trabajar con el hacha y la azuela, cortando las
tablas, barrenandolas y armando despues las costillas. El esqueleto del
barco se va cubriendo, la obra marcha; Shempelar, interiormente
entusiasmado con su obra, anda muy fosco, rinendo a todo el mundo. Los
calafates van clavando gruesos clavos en el costado del barco, a golpes
de martillo; alrededor suelen verse mazos, grandes barrenos, gubias,
gatos para levantar pesos y varias calderas negras llenas de alquitran,
que los hijos pequenos de Shempelar suelen hacer hervir con virutas y
pedazos de tablas viejas. Luego, todos van cogiendo alquitran con los
candiles de calafatear, y rellenan las hendiduras del barco, hundidos en
el fango como patos. Y cuando el barco queda a flote, y todo el mundo
dice que es un gran barco, hay que verle a Shempelar haciendo esfuerzos
maravillosos para demostrarse a si mismo que tiene motivos, motivos
graves, motivos serios para estar profundamente incomodado.
Suelo ir a ver a Shempelar, sobre todo si tiene obra nueva, y hablamos;
pero mi paseo constante no es hacia el rio, sino hacia el muelle; veo
como pescan en _Cay luce_, y como van entrando las barcas de bonito y
las goletas de cabotaje; oigo, riendo, las rinas en vascuence de las
mujeres a los chicos, porque todas estas mujeres de mar tratan a la
prole a fuerza de chillidos, como si imitaran a las gaviotas, y cambio
algunas palabras con los pescadores.
En ver esto, en recordar los sitios donde anduve de chico, en paladear y
saborearlo todo, he pasado mas de un mes sin hacer mucho caso de visitas
y de practicas sociales.
Mi madre quiere ayudarme a la reconquista de mi calidad luzarense,
haciendo ella misma una porcion de guisos complicados y de postres
clasicos del pais.
--Esto te gustaba mucho antes--me dice.
--?De veras?
--Si
--Pues a
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