rido
Ricardo, vamos a ser enormemente ricos y haremos al mismo tiempo un
gran bien. La vida es asi. Para que se realice un progreso, es
necesario que este progreso empiece por enriquecer a alguien
egoistamente.
Quedaron los dos silenciosos, con la mirada vaga, como si contemplasen
en su imaginacion el aspecto que iban a ofrecer las tierras yermas
despues de varios anos de riego. Vieron campos eternamente verdes,
canales rumorosos en los que el agua parecia reir, caminos orlados de
altos arboles, casitas blancas... Watson pensaba en los jardines
frutales de California, y Robledo en la huerta de Valencia.
El norteamericano fue el primero que salio de esta abstraccion,
senalando mudamente la pieza inmediata, donde se habian instalado los
recien llegados.
Dormitaba Torrebianca en ella ocupando un sillon de lona. Su esposa,
sentada en otro sillon, tenia la frente entre las manos, en una
actitud tragica. Persistia en su pensamiento la misma pregunta
desesperada: "?Donde he venido a caer?..."
Durante los dias pasados en Buenos Aires, encontro tolerable su
destierro. Era una gran ciudad a la europea, en la que habia que
buscar tenazmente algun rincon de la antigua vida colonial para
convencerse de que se habia llegado a America. Experimentaba la
extraneza de vivir en un hotel mediocre y carecer de automovil. Aparte
de esto, su existencia no habia experimentado ningun sacudimiento...
iPero el viaje, despues, por llanuras interminables, en las que el
tren marchaba horas y horas sin encontrar una persona ni una casa,
como sobre si la superficie del mundo se hubiese creado el vacio!...
iLa llegada a esta tierra remota, en la que la rueda o el pie
levantaban al avanzar nubes de polvo, y los organos respiratorios se
obstruian con la tierra disuelta en el aire, y todas las gentes tenian
un aspecto de abandono, lo que no evitaba que tratasen a los demas con
molesto companerismo, como si se considerasen iguales, al vivir lejos
de los otros grupos humanos!... iAy! iDonde habia venido a caer!...
Robledo, adivinando el pensamiento de Watson, contesto a su muda
pregunta:
--Mi amigo nos ayudara como ingeniero. No debe usted preocuparse de
el. Yo le dare una participacion en nuestro negocio, pero sera de lo
que a mi me corresponde.
El joven, despues de escuchar el relato de las desgracias de
Torrebianca, tales como Robledo creyo prudente darlas a conocer, se
limito a decir:
--Ya que el amigo de usted viene a trabajar con n
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