con los rebeldes, franqueandoles el perdon de sus
excesos y otras gracias, que no les fue dificultoso conocer que la suma
condescendencia de unos ministros, que en las felicidades de su absoluto
gobierno habian sido tan engreidos, nacia del terror y confusion en que
se hallaban.
Bien convencidos los indios de esta verdad, apenas habia poblaciones de
ellos, que no se abrasase en la tragica llama del tumulto, porque a poco
despues alborotose la provincia de Paria, dando en el pueblo de
Challapata cruel muerte al corregidor D. Manuel Bodega, egecutandose lo
mismo en la de Chichas, Lipes y Carangas, siguiendo el mal ejemplo la de
Sicasica, parte de las de Cochabamba, Porco y Pilaya, siendo en todas
iguales los excesos, y parecidos los insultos de muertes, robos, ruinas
de haciendas, sacrilegas profanaciones de los templos. Y como era uno el
principio del desasosiego, reglaban sus movimientos por el teatro de la
de Chayanta, donde, despues de muchos tormentos y ultrajes, quitaron la
vida a D. Florencio Lupa, cacique del pueblo de Moscani, falleciendo
victima de la lealtad a manos de una plebeya indignacion, la que no
satisfaciendose con juntar la muerte a la ignominia, le cortaron la
cabeza, y tuvieron el arrojo de fijarla en las inmediaciones de la
Plata, en una cruz, que se nombra Quispichaca, tremolando con esta
audacia la bandera de la sedicion.
Este suceso cubrio a la Plata de horror y de susto, temiendo con razon,
que estos principios tuviesen consecuencias muy tristes. Fue este dia el
10 de Setiembre de 1780, y como se esparcio en la ciudad, que en sus
extramuros se hallaba una multitud crecida de indios para invadirla y
saquearla, fue notable la confusion que se origino. Presentaronse en la
plaza mayor los Ministros de la Real Audiencia, en compania de su
Regente, para dar algunas disposiciones, que en aquella necesidad
pudieron graduarse oportunas, para rechazar la invasion del enemigo, y
desde aquel momento se empezaron a reglar companias, alistandose la
gente sin excepcion de clases: pero con tal desorden y confusion, que si
hubiese sido cierta la noticia, indefectiblemente perece la ciudad a
manos de los rebeldes: llegando la turbacion de aquellos togados a tales
terminos, que uno de ellos pregonaba en persona el ridiculo bando de
pena de muerte, y 10 anos de presidio al que no acudiese a la defensa, y
no hallandose el pregonero para hacer igual diligencia con otra
providencia, se ofrecio el mismo Regente a eg
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