odeado de un numeroso concurso, exorto a los circunstantes,
diciendo: ?Donde esta la lealtad y religion de los Cochabambinos, que
no evita tantos danos y sacrilegios? Y ensenando la herida, decia:
"Mirad como se trata a los sacerdotes y ministros del santuario: no
creais en las vanas ofertas del traidor Tupac-Amaru, todos sereis
victima de su tirana ambicion, porque su intento es derramar toda la
sangre espanola; buenos testigos son las crueldades egecutadas en Arque,
Tapacari, Palca y otros pueblos." Y repitiendo las mismas razones, dio
muchas vueltas por la plaza y calles de la villa, con lo que conmovio
los animos de aquellos cholos, que estaban vacilando en la fidelidad, y
anunciaban con pasquines y canciones, les faltaba poco para abrazar el
partido del rebelde, lo que daba fundados motivos para temer una
tragedia tan sangrienta, como semejante a la de Oruro, de que hubiera
resultado la perdida inevitable de todo el reino; porque aquella
provincia tiene mas de 20,000 hombres de todas castas, que pasan por
espanoles, capaces de manejar las armas, y tan valientes como
determinados.
Este celoso parroco fue el principal movil para que los Cochabambinos se
arraigasen en la fidelidad, vinculando Dios por este medio en aquella
provincia el remedio de tan detestable sublevacion: porque no bien
comprendieron el altivo pensamiento de los rebeldes, de pasar a los
filos del cuchillo a todos los que no fuesen legitimamente indios,
cuando armados con solas lanzas y palos, salieron con denuedo, y les
hicieron conocer su esfuerzo. Estos valerosos provincianos se hicieron
el terror de los sediciosos, porque en los repetidos encuentros que
tuvieron, dejaron regadas las campanas con la sangre del enemigo,
debiendose a su bizarria el haberlos contenido para que no repitiesen de
nuevo las inauditas crueldades que se experimentaron al principio de la
conmocion. Estos varones fuertes han dado a conocer que, disciplinados y
armados como corresponde, no tenian que envidiar a las tropas veteranas
mas aguerridas. Es verdad que se les ha notado poca obediencia y
demasiada inclinacion al pillage, pero estos defectos dimanaron por la
falta de disciplina y del mal egemplo que les dieron sus comandantes y
oficiales.
Conocida por el corregidor, D. Felix Jose de Villalobos, la buena
disposicion de los Cochabambinos, y asegurado de su fidelidad, dispuso
600 hombres, que a las ordenes de D. Jose de Ayarza, saliesen a conocer
los estragos que se e
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